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El inglés que cogió la maleta y se fue al fin del mundo

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +18

El veterano director de cine Gillies MacKinnon nos presenta su último trabajo para la gran pantalla El inglés que cogió su maleta y se fue al fin del mundo (cuyo título original es más atractivo, aunque sea solo por su brevedad: The Last Bus, 2021). Como podemos imaginar, nos encontramos ante una road movie en la que el protagonista —Timothy Spall— se dispone a emprender un largo viaje y que puede traernos reminiscencias a la aclamada película de David Lynch Una historia verdadera (1999).

La película de MacKinnon aborda el tema del final de la vida, del cumplimiento de las promesas y las últimas voluntades, del duelo y del amor. Nos encontramos con Tom y Mary Harper, una pareja de ancianos nonagenarios cuya peculiar historia les ha llevado a vivir muy lejos de su ciudad natal: Land’s End en Cornwall, al sur de Inglaterra. Encontrándose ellos en la otra punta del país, John O’Groats en Escocia. Tras la muerte de su esposa, Tom se embarca en un viaje de largo recorrido, aproximadamente 1348 Km, para cumplir con el último deseo de Mary.

Dos partes de una misma historia se entretejen en la narración mediante el recurso de los flashbacks. Por una parte, vemos la historia del matrimonio joven de Tom y Mary a modo de recuerdos y como este va madurando poco a poco; por otra, vemos el viaje de Tom y el largo recorrido que le lleva hasta sus orígenes, donde vivió sus recuerdos más dulces, pero también más amargos. El trayecto hasta llegar al «fin del mundo», no será fácil pues tendrá que coger unos cuantos autobuses, además de su estado físico, pues la edad y la enfermedad no ayudan en esta aventura de grandes dimensiones. Aunque podemos decir que es una historia un tanto predecible, el final cuenta con alguna sorpresa sin llegar a ser un giro de la trama.

A nivel técnico y artístico se trata de una película sencilla, sin grandes complicaciones, un vestuario llamativo, bien adecuado a la época de los recuerdos del pasado, y con una buena banda sonora compuesta por Nick Lloyd Webber. Su duración (88 minutos), la hace una película asequible para la gran mayoría del público, aunque por su temática se encuentre destinada al sector de mediana edad y a los más mayores. Finalmente, hay que destacar la actuación de Timothy Spall, que carga con todo el peso de la narración y los temas transversales que en la película se observan, como son la ternura, el respeto, el amor, la solidaridad, las redes sociales y la perseverancia hasta el final.

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