Crítica
Público recomendado: +12
Tras el éxito que supuso la primera entrega de la vida del beato Carlo Acutis, titulado: El Cielo no puede esperar, el cineasta, José María Zavala, hace un recorrido por todo el mundo en el que se analizan los milagros eucarísticos, investigados por Carlo Acutis, un espejo en el que se fijan miles de jóvenes de todos los continentes. Este realizador ha cogido gusto al documental, ofreciendo buenos trabajos sobre grandes santos de la Iglesia como San Juan Pablo II o la madre Santa Teresa de Calcuta en los respectivos Wojtyla. La investigación o Amanece en Calcuta.
José María Zavala es un periodista y escritor que tuvo una conversión al cristianismo, entre otras cosas al conocer la vida del Padre Pío, siendo el autor de buenos ensayos históricos como La maldición de los Borbones; La pasión de José Antonio Primo; Papas o la reciente Últimas noticias de Jesús, editado por Espasa,
Para el documental, El latido del Cielo, ha formado tándem con su hijo Borja. Este notable ensayo cinematográfico, aunque ligeramente inferior al primero, cuenta el trabajo como divulgador de este adolescente italiano y las exposiciones que se hacen en su honor y que hacen referencia a las investigaciones de científicos, biólogos y cardiólogos en torno a los milagros eucarísticos, en los que se constata que cuando aparece sangre en una hostia consagrada siempre corresponde al grupo AB coincidente con los restos sanguíneos encontrados en la Sábana Santa de Turín. Además, esta producción va más allá, puesto que todas las investigaciones confirman con rotundidad que los restos analizados corresponden a tejido vivo en mayor o menor medida perteneciente al corazón. Algunos testimonios son de plena actualidad, muy esclarecedores; accesibles al público y abren la puerta al diálogo ciencia y fe.
La segunda parte del documental te toca el corazón, ya que se centra tanto en las apariciones marianas como en los testimonios de familiares y amigos que lo definen como una persona excepcional con un buen corazón y ciertamente creativo, como ese momento en el que este chaval, conocido como el informático de Cristo, le prepara un “powerpoint” a su amigo sin que se lo pida ni, por supuesto, exigiendo nada a cambio, pues su meta era imitar al mismísimo Jesucristo en su actitud de servicio y capacidad para perdonar, todo ello aderezado con el talento musical de Luis Mas (que ya nos hizo vibrar hace unos meses) y de una serie de dibujos animados al estilo de Javier Mariscal, pero más elegantes, que completan los hechos contados, ampliando la información. Como dato curioso, el sorpresivo final (no les desvelamos nada) recuerda al final del inolvidable documental de Juan Manuel Cotelo: La última cima.
Finalmente, los espectadores pueden reflexionar con una de sus frases preferidas que transmitía a los jóvenes de su localidad:”La Eucaristía es mi autopista hacia el cielo” como diría el actor Michael Landon en la entrañable serie de los ochenta (Highway to Heaven) en la que interpretaba a un ángel.
Víctor Alvarado