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El ministro de la propaganda

Crítica

Público recomendado: +16 años

En esta película de Joachim Lang, vemos cómo el trabajo del jefe de propaganda del Reich, Joseph Goebbels (Robert Stadlober), da sus frutos: Adolf Hitler (Fritz Karl) y, sobre todo, la política de los nacionalsocialistas reciben en 1938 una aprobación sin precedentes. Pero más adelante Goebbels se meterá en un callejón sin salida: mientras su estrategia propagandística apunta a la seguridad, Hitler está decidido a invadir Europa hasta Rusia con una guerra bárbara y temeraria. Para no caer en desgracia con el dictador, cambia su estrategia propagandística y pretende radicalizar a la población con las películas antisemitas “Jud Süß” y “Der ewige Jude”, entre otras. Pero en un momento dado, la marea de la guerra contra los nazis cambia y Goebbels lucha desesperadamente por la imagen del fascismo.

El Ministro de Propaganda de la Alemania nazi, acompañó a Hitler durante siete años, desde marzo de 1938 hasta su muerte en mayo de 1945. Mientras Hitler está en el apogeo de su poder, Goebbels es el creador de las imágenes de multitudes ondeando banderas y de las películas antisemitas que preparan al pueblo para el asesinato en masa de los judíos. Tras la derrota de Stalingrado y la situación cada vez más desesperada a finales de 1944, Goebbels planea el acto de propaganda más radical, su última puesta en escena.

Sus máximas “empujaremos, agitaremos, golpearemos”, o “miente, miente, que algo quedará” y la búsqueda de la polarización como arma política y de dominio de las masas aún se utilizan hoy en día.

Siempre nos preguntamos cómo pudo darse ese seguimiento tan ciego de Hitler por parte del pueblo alemán y otras naciones que se alinearon con el fascismo. Esta película nos propone entender las mentiras de los perpetadores mirando dentro de los propios planes del mal, y de los ideadores y manipuladores de la verdad mientras sirvió a sus intereses.

Goebbels entendía la propaganda como el arte de la pintura, construyendo con la insistencia de la pincelada así como con la insistencia de los mensajes y con el poder de la seducción de los símbolos, de la escenografía, de la música, del apoyo aparentemente sin fisuras de las multitudes.

Otra de sus afirmaciones nos hace entender al personaje cojo, egocéntrico, inteligente, obsesivo y con la pretensión de pasar a la historia con más fama que la del propio Führer: “lo más radical nos erá lo bastante radical; lo más extremo no será lo bastante extremo”. Su propia familia y matrimonio fueron utilizados falsamente como imagen ideal del régimen nazi, otra prueba más de las mentiras y manipulaciones acostumbradas.

El acierto de Lang, entremezclando imágenes de documentales de época y de los propios textos de los discursos de Goebbels y Hitler, del búnker del Führer, hace entender desde dentro la precipitación del último año de guerra y del Reich, el ansia por seguir dominando amparándose en todos los recursos posibles para influir en la opinión pública a pesar de las continuas derrotas sufridas: cine, medios de comunicación, discursos, desfiles, despliegue de tropas, etc.

María Molina

Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=VBVdOBnlijE

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