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El Río de la Ira

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +18

En líneas generales, el género de acción suele estar cargado de dinamismo; algunas veces habla del valor de la familia, pero suele estar vacío de contenido. El río de la ira es la excepción que confirma la regla, siendo una producción de Randall Emmett, recordado por sus trabajos menores relacionados con el icono del cine de acción: Bruce Willis.

El argumento gira en torno a un sheriff y su ayudante, que intentan mantener orden en un pueblo de Estados Unidos, marcado por las mafias de la droga, mientras una joven pareja adicta a la heroína quiere dar un giro a su vida y empezar de cero.

En este caso, el cineasta vuelve a tirar de veteranía al contar con Robert De Niro y John Malkovich en papeles secundarios importantes en un desconcertante largometraje, que comienza con una brutal escena no apta para personas sensibles, lo que contrasta con la vida de los dos drogadictos, interpretados por Jack Houston y Willa Fitzgerald, que se quieren y que intentan rehabilitarse (el director refleja con acierto la dificultades del proceso) gracias a la fe de ella porque siente la necesidad de bautizarse, casarse y formar una familia.

Esta producción invita a la reflexión sobre el problema del mal en el mundo, dejando claro que existen buenas personas y otras con cierta inclinación al mal. Por otra parte, el tema de la fe hace acto de presencia en determinados momentos, distinguiendo entre la fe coherente basada en el amor y la fe hipócrita, que guarda las apariencias, utilizada como tapadera para turbios negocios.

Finalmente, como es lógico en este tipo de producciones, el espíritu de venganza se apodera del protagonista; un hombre, al que le había tratado mal la vida, que al ser consciente de sus pecados, busca la conversión, pero de un modo muy particular, pues puede dar la impresión de falta de coherencia, al ser retrasada por esa necesidad de vendetta. El referente ético de la producción es Robert De Niro y su ayudante, ya que ambos mantienen conversaciones ciertamente interesantes sobre temas importantes tanto de su labor policial como de las dificultades del día a día.

Víctor Alvarado

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