Crítica
Público recomendado: +14
El cine de Benito Zambrano viene marcado por su carácter social, ofreciéndonos producciones de excelente nivel como Solas sobre el maltrato a la mujer, protagonizada por María Galiano y Ana Fernández (una producción que obtuvo 5 Goyas) o por la inolvidable Padre coraje, que contaba la valentía y el talento de un padre para infiltrarse en una banda juvenil y descubrir a los asesinos de su hijo en un momento, en que la justicia ofreció una sentencia injusta e insatisfactoria para la familia y la sociedad española en una historia que estaba basada en hechos reales.
El caso es que el realizador lebrijano saca a la palestra el tema de la inmigración y sus consecuencias a través de su nuevo trabajo, titulado: El salto, protagonizado por Moussa Sylla.
El argumento gira en torno a Ibrahim un chico que, al no tener permiso de residencia, es deportado a su país de origen, con lo que vivirá una auténtica odisea para saltar la valla de Melilla y poder así reunirse con la mujer de su vida que vive en España junto a su bebé.
En esta coproducción hispano francesa, el cineasta español nos habla de este drama social y logra, sin alardes técnicos, imprimir un ritmo adecuado a la trama, contando una historia que te toca el corazón gracias al guion de Flora González Villanueva. Esta escritora trata el drama de la inmigración desde varios puntos de vista, pero olvidándose de que la seguridad es necesaria y que la inmigración ilegal descontrolada favorece el delito como ha ocurrido en Francia, Bélgica, Alemania, pues hay barrios a los que la policía no puede acceder y está empezando a ocurrir en España, aunque esta realidad se quiera silenciar. Este largometraje muestra la brutalidad de la policía marroquí y la contundencia de la española.
El salto habla de un chico integrado nuestro país con cierto arraigo, pues trabaja como albañil y espera un hijo, mientras que un personaje secundario hace un guiño a la ideología de género.
Este largometraje de hondo calado antropológico presenta 2 escenas emocionantes. En la primera se muestra la impotencia de una mujer ante la injusticia cometida con su novio, cuyo único delito es no tener papeles y estar plenamente integrado en la sociedad española. Otra escena de gran belleza es aquella en la que una religiosa de la Iglesia católica muestra su comprensión y su cariño con una chica violada y su labor con los más desfavorecidos generalmente mujeres de la sociedad marroquí. Otro punto fuerte de Benito Zambrano en este caso es el de la vivencia de la fe de los cristianos y musulmanes honrados, que es mostrada con gran naturalidad y vinculada al servicio a los demás.
El realizador denuncia los abusos de las mafias que utilizan los movimientos migratorios para enriquecerse como si fueran mercancía. Otro punto fuerte de esta producción es que de alguna manera indica cuál es el camino correcto ante estas personas que se encuentran en una situación desesperada, que no es otro que el de la acogida y el de la cultura del encuentro, una característica propia de la sociedad española, ya que todos conocemos y tenemos entre nuestros amigos personas hispanas, africanas… que tanto aportan a nuestro país, buscando los valores que nos unen. Por último, el protagonista da una lección de amistad en varios momentos y de protección a una chica en tierra de hombres para que ésta pueda conseguir el sueño de ser enfermera.