Crítica
Público recomendado: Adultos
Una espléndida fotografía alumbra esta historia sobre el amor de dos mujeres, teniendo como telón de fondo los años de mediados del siglo XX en un pueblo de Gran Bretaña. El secreto de las abejas, de Annabel Jankel (Muerto al llegar, Super Mario Bros, Max Headroom veinte minutos en el futuro…). La directora británica no volvía a la pantalla grande tras 25 años en que rodara Super Mario Bros.
Estos insectos limenópteros parecen ser portadores de la misión de comunicar sus secretos a los humanos, y quien más lo puede entender es quien se ensimisma por ellas: Charlie (Gregor Selkirk: The magic box, Isolami, To the sea…) un niño que alcanzará a comprenderlos en la convivencia con la doctora Jean Markham (Anna Paquin: Margaret, Open House, X-Men: días del futuro pasado…) cuando esta se enamora de la madre del pequeño, Lydia (Holliday Grainger: Anna Karenina, Grandes esperanzas, Cenicienta…), y convivan juntas.
Basada en el libro Tell it to the Bees, de la escritora Fiona Shaw, y con guion de Henrietta Ashworth y Jessica Ashworth es un romance lésbico en un pueblo de Inglaterra en el que este tipo de relaciones concitaban todo tipo de rechazos. Esto y algunos personajes más abiertamente intransigentes y violentos, como el marido de Lydia, Robert (Emun Elliott: 6 días, Star Wars-episodio VII, Exodus: dioses y reyes…), disparan el ansía de afecto y compañía que demanda esta, que se agrava con su despido de la fábrica de tejidos donde trabaja al dejarla sin recursos económicos para pagar el alquiler de su vivienda y la manutención de ella y su hijo. En esta situación la acogerá en su casa-consulta la doctora Jean Markham.
Esta luchará contra su tendencia de antaño de conquistar a Lydia, que sucumbirá cuando la madre de Charlie muestre receptividad al galanteo de la anterior. Es más, Lydia defenderá y reivindicará esa relación “que me hace muy feliz”, asegurará.
Hay una buena dirección de actores y un montaje ajustado a los planteamientos de Annabel Jankel. Brillan también la fotografía de Bartosz Nalazek, filmando a las abejas en su medio; y una banda sonora realista de Claire M. Singer, que utiliza el vuelo de las abejas con protagonismo destacado.
Sobraría el discurso final donde, en subtítulos, se alude al rechazo de la sociedad de la época a las relaciones lésbicas (esta vez no hay ningún clérigo que lidere o se sume a las críticas) y, principalmente, la comparación no exenta de rechazo a quienes mantienen actualmente esta postura.
En El secreto de las abejas hay verdad en el deseo de querer y ser querido que subyace envuelto en cierta retranca ideológica (la hermana de Rober realizará un acto execrable con su hija, que empequeñece el escándalo lésbico). La postura cristiana debe intentar ponerse en la piel de toda persona y acogerla como es en un momento determinado, porque Dios nos prefiere a cada uno y no se impone a nuestra libertad.