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El séquito

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Todo es fantástico y exuberante en Hollywood: chicas despampanantes, coches de varios millones de dólares, lujo, desmadres sexuales ji-ji ja-ja, hiperestrés… Es El sequito, de Doug Ellin (Bésame tonto), que se asemeja a un capítulo largo en formato cinematográfico de la exitosa serie televisiva de la HBO, que ya dirigió.

Con él repiten en esta comedia de trazo grueso, como no podía ser de otra forma, Vincent Chase (Adrian Grenier: Inteligencia artificial, Celebrity, El diablo viste de Prada…), Johnny Chase, alías “Drama” (Kevin Dillon: Curso del 65, Blanca media noche, Poseidón…), “Tortuga” (Jerry  Ferrara), Eric (Kevin Connolly: John Q, The notebook..), la inseparable cuadrilla del desparrame, y el “acelerado” productor Ari Gold (Jeremy Piven: The family man, Peligrosamente inflitrada…).

Con un guión que se retroalimenta preferentemente de las “farras” y orgias de estos personajes (lo comprobamos desde su inicio en una fiesta “loca” en un yate en las aguas de Ibiza), el empuje que hace avanzar la historia son los escollos que tiene que superar el cuarteto para estrenar la película que dirige Vincent, en la que actúa su hermano “Drama” y para la que Ari intentará conseguir varios cientos de millones de dólares más de un ricachón tejano (Billy Bob Thornton: La conspiración del pánico, El Álamo, Monster’s Ball, Primary Colors…). El hijo de este se propone impedirlo.

En este escenario de lujo consumista, solo motiva a sus personajes el afán del éxito, esto es, conseguir el dinero y “follar” (verbo que se ejerce ante las cámaras frecuentemente y que se declina bastantes más a lo largo de sus algo más de 90 minutos de metraje) a cuantas más chicas, mejor. Para ellos y para ellas no importan los compromisos sentimentales que se tengan, o más bien habría que reseñar que las emociones se han trasmutado en instintos porque se ciñen al bajo vientre. Ari, el único casado y “fiel”, define lo que son las relaciones hombre-mujer en el “planeta Hollywood”: “Es normal que todas las chicas se quieran acostar con las estrellas”, verbalizando el tufo machista del filme.

Con estos disparatados planteamientos vitales, es obligado reconocer profesionalidad en dirección y producción, y la agilidad en cómo se desarrolla la historia, que parece una promoción turística de este distrito de Los Ángeles que es la Meca del cine. Lugar, que como en la cinta, aparecen personajes de todos los pelajes sexuales posibles y en la que participan de refilón estrellas como Liam Neeson y Mark Wahlberg, también productor, quien hace unos años descubría que rezaba el Rosario y asistía a Misa.

El séquito es una comedia gamberra, nueva versión de las óperas bufas a ritmo de rock and roll, hija mayor de la serie televisiva con el mismo nombre que hizo, hasta el 2011, la HBO. Fija su mirada en los aspectos más frívolos, pasando por alto multitud de cuestiones que hacen de Hollywood un mundo brutalmente hóstil, como, entre otras, nos desveló la contundente Maps to the star, de David Cronenberg.

Los que siguieron la serie, estarán encantados con su estreno, pero el resto tendrá que contentarse con una versión reducida de California dreams, porque aquella generación de hippies por lo menos querían cambiar el mundo.

 

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