Crítica
Público recomendado: +13
En su primer año de Instituto, Hodaka Morishima abandona su casa, en una isla periférica, para intentar encontrar su lugar en el bullicio aturdidor de Tokio. Tal vez sea a causa del cambio climático, pero ese verano no deja de llover ininterrumpidamente sobre la ciudad. Todo parece taciturno bajo un cielo permanentemente oscuro y una atmósfera tan desapacible como la vida del joven.
Los inicios de Hodaka son muy duros, con toda suerte de privaciones. Hasta que, gracias a un extraño personaje que conoció en el barco durante el viaje, consigue un trabajo que, aunque precario, le permite sobrevivir. Entonces conoce a Hina Amano, una dulce muchacha con el extraño poder de conseguir, con sus oraciones, que el tiempo le obedezca, escampe la lluvia y el sol asome resplandeciente entre las nubes que se retiran, iluminando el paisaje y caldeando el alma de Hodaka.
Entre ambos jóvenes crean una suerte de pequeño negocio explotando el don de Hina, pero, por debajo de los intereses crematísticos para poder subsistir, se va cimentando entre ellos una relación entrañable y totalmente desinteresada. Juntos aprenden a superar no pocas dificultades y juntos aprenden a discernir cuándo el beneficio personal puede resultar nocivo para el bien común.
La lluvia que no cesa es como el símbolo de la existencia de esos dos jóvenes, que solo esporádicamente y con mucha dificultad consiguen vislumbrar un rayo de luz que se cuela entre la fuerza de los conflictos sociales o personales que los oprimen, y que, por un momento, ilumina sus sentimientos más íntimos, que no logran florecer entre tanta penumbra. Solo cuando superan los propios límites y se abren a la trascendencia, el sol disipa las nubes de su vida y todo se impregna de calidez, claridad y belleza.
Makoto Shinkai escribe y dirige este hermoso anime que ha sido elegido para representar a Japón como candidata a mejor película en lengua no inglesa en los premios Oscar 2020. El cineasta nipón logra una belleza visual auténticamente mágica, y ofrece un deslumbrante espectáculo de luz y color en contraste con los no menos hermosos grises y las transparencias brillantes de las gotas de lluvia sobre la caótica ciudad. También la música es muy importante en el relato, no solo de fondo sino porque las canciones marcan hitos en el avance de la trama. No faltan algunos momentos graciosos, como los rubores del adolescente que abre sus ojos con sorpresa y curiosidad a la atracción que le provoca Hina. Y hasta hay un componente de intriga y tensión, con la policía persiguiendo de cerca a los dos protagonistas.
Es una película bellísima y llena de encanto. Muy recomendable.