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El último exorcismo. Parte II.

El último exorcismo. Parte II. 

Público recomendado: Jóvenes 

El último exorcismo fue un película resultona. Pero solo eso. Dirigida por Daniel Stamm y producida por Eli Roth (director de Hostel) aquel falso documental se sumaba a la moda de los exorcismos pero con un añadido singular; un sacerdote impostado que no creía en lo que hacía ni contra quien se enfrentaba.

 

Su final, cercano al delirio, en el que se mezclaba una familia fanático religiosa, una joven poseída, el folclore sureño del sur de Estados Unidos y una siniestra secta, no gustó a todo el mundo. Pero a mi entender es lo que diferenciaba al film de Stamm de muchos otros similares.

Una secuela no tenía demasiado sentido. El último exorcismo ya había arriesgado suficiente con ese final. No hacía falta prolongar nada. Tal vez un genio podría haber sorprendido a propios y a extraños ofreciendo una secuela totalmente nueva, arriesgada y fresca, pero no ha sido el caso. El último exorcismo. Parte II, pese a todo, empieza bien. La joven poseída por el demonio de la primera película se cuela en una casa y da un buen susto a un joven matrimonio, y de paso, al público. Este arranque da la impresión de que vamos a contemplar algo nuevo y refrescante pero insisto, no es el caso.

La chica en cuestión, es llevada a un centro de acogida con otras jóvenes donde esperan que se recupere de, lo que sea que la haya torturado. El tiempo pasa, no ocurre nada extraño, en efecto la chica va mejorando y todo parece ir de maravilla hasta que, obviamente, empiezan a pasar cosas raras.

En realidad, tal y como está planteada la película, El último exorcismo. Parte II podría haber sido una inquietante metáfora demoníaca sobre el despertar de la sexualidad, pero la cuestión no llega a cuajar. Hay apuntes a la relación entre el sexo y el demonio, e incluso hay cierta conexión entre enamorarse, el sexo y por tanto el demonio. Pero nada de esto adquiere el sentido necesario sobre todo en un largometraje que parece apostar abiertamente por el folklore y los rituales paganos en detrimento de la clásica liturgia cristiana. Todo aparece demasiado desperdigado en la película, nada se concreta, todo se apunta y poco se especifica.

El film, como la primera entrega, viene producido por Eli Roth, aunque en esta ocasión se haya alterado la silla del director y en lugar del prometedor Daniel Stamm se haya sentado Ed Gass-Donnelly, un director desconocido con un par de largometrajes a penas distribuidos y algunos cortos de escasa repercusión. Lo interesante del caso es que si Stamm demostró en El último exorcismo que era un director con ideas, Ed Gass-Donnelly, al menos ha evidenciado ciertas inquietudes. Hay cierto empeño por parte del director en sugerir el terror de forma ciertamente brillante como sucede, por ejemplo, en una sesión de exorcismo en cuyo colofón, Gass-Donnelly saca la cámara de la habitación y únicamente nos muestras sus consecuencias en un plano fijo en el exterior: gritos, gruñidos, golpes y un hombre que es lanzado por la ventana. Ciertamente encomiable para una película formal y dramáticamente tan aburrida y con un final tan decepcionante para una trama que parecía que iba a proponer un cambio radical a la historia.

Ramón Monedero

Ficha técnica:

The Last Exorcism. Part II

(USA, 2013)

Dirección: Ed Gass-Donnelly

Interpretación: Ashley Bell (Nell), Julia Garner (Gwen), Spencer Treat Clark (Chris), David Jensen (Calder), Tarra Riggs (Cecile), Luois Herthum (Louis), Muse Watson (Frank Merle), Erica Michelle (Daphne) y Sharice Angelle Williams (Mo).

Duración: 88 min.

Distribuidora: Alfa Pictures.

Género: Terror.

 

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