Crítica:
Públido recomendado: Adultos
El debutante Massimo Natale afronta un modesto presupuesto para contarnos una fábula moral en torno a los sucesos terroristas que impactaron a Italia en 1980. Por un lado, el 2 de agosto, en la estación de Ferrocarril de Bolonia, la organización terrorista Ordine Nuovo, hizo estallar una bomba, por la que murieron 85 personas y más de 200 resultaron heridas.
El otro suceso se refiere al 27 de junio de ese año, cuando un DC9 que cubría la línea Bolonia-Palermo con 81 personas a bordo, fue misteriosamente abatido, presumiblemente por un caza de la OTAN, cuando sobrevolaba la isla de Ustica. Con estos referentes históricos, el novelista Giorgio Fabbri escribió Luglio ’80, un relato en el que se basa Natale para hacer su película.
El protagonista de la historia es Martino, un chaval de 14 años que vive en la costa sur italiana con su padre viudo, un proletario comunista de brutales modales. El argumento tiene tres niveles. Por un lado se nos cuenta la relación de amistad, casi paternofilial, que se establece entre Martino y un oficial norteamericano destinado en una base de la OTAN cercana a su pueblo; por otro lado se nos cuenta la historia iniciática de amor entre Martino y Silvia, la novia de su hermano. Por último, una voz en off de la madre de Martino va contando un cuento legendario que tiene un paralelismo directo con las historias antes mencionadas.
El film está cargado de buenas intenciones y es un homenaje a las víctimas inocentes de aquellos atentados que frustraron tantas vidas prometedoras. Pero la película es pobretona en su puesta en escena, con poca trascendencia dramática, y no consigue relacionar bien el cuento con la realidad. Lo más interesante es la trama del militar, figura sustitutiva del padre, que introduce a Martino en los secretos de la vida, a través del surf. El resto es más convencional, y no deja de ser llamativo que una joven inicie en el sexo a un chaval de catorce años.