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Embarazados

Caratula de "Embarazados" (2016) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Algunos momentos de risa en cascada nos proporciona la película Embarazados, de Juana Macías (Planes para mañana), que cuenta con la participación de un Paco León más “dramático” que en otras ocasiones (Carmina y amén, Tres bodas de más…), Alexandra Jiménez (Las brujas de Zugarramurdi, la serie de televisión Los Serrano) y el siempre impactante en las lides de la comedia Karra Elejalde (Ocho apellidos vascos, Ocho apellidos catalanes, Biutiful…).

Walt Disney distribuye esta historia, la de Fran (Paco León) y Alina (Alexandra Jiménez) quienes observan —ya rozando los cuarenta— que quieren cumplir su instinto paternal, aunque, en propiedad, sería mayormente el de ella. Con su determinación arrastra a Paco —después de intentarlo y fracasar con los medios seculares— a una clínica de fecundación in vitro.

Para los neófitos en estas técnicas, a Macías, también coguionista, agradecemos que nos muestre las dificultades para quedarse embarazados en las primeras sesiones, que pueden superar la decena, y con las que pueden alcanzar un coste de 8.000 euros el “precio” de un niño (lo reconocerá una de las protagonistas, madre soltera, que ha realizado numerosos intentos para quedarse encinta).

En ese tono de denuncia “suave” habría que circunscribir la realizada a los grupos de madres que amamantan a sus bebés, reunidas para reivindicar esta práctica, que lleva a alguna a demorarla con su hija de cinco años. La crítica se dirige también a empresarios (en este caso directivas) que despiden a trabajadoras por amamantar en su tiempo libre en la vía pública.

Son los encontronazos en la pareja los momentos dramáticos que ocupan el espacio obligado de conflicto “duro”, necesario para que avance cualquier película. Cumplido este porcentaje, el protagonismo es para los personajes tópicos y los clichés masculino y femenino. Todo lo cual predispone que estos se suban a la cinta transportadora para deambular por la vida cumpliendo los roles que se supone que deben asumir en el momento actual (eran otros en épocas pasadas del cine español). Esto es, que el treintañero quiera acostarse con todas las veinteañeras (irrefrenables ambos en sus actividades de cama a los que acompañan con instrumentos eróticos), que el novio abandonado siga la misma estela que el mocetón aludido y que el tímido de turno sea “enamorado” por alguna de sus alumnas. Por supuesto luego concluirán en los “Donde dije digo, digo Diego” y todo entrará con vaselina en hacer lo que toca, sin más.

En esta “pasarela” de hombres y mujeres previsibles no hay demasiado espacio para darse razones del modo de proceder de cada quien: un bosquejo bastante equiparable —salvando los estereotipos aludidos— con el modo de actuar de la sociedad de hoy.

En lo demás (interpretación, ritmo narrativo, montaje…) estos Embarazados cumplen con aprobado las expectativas de un público que quiera entretenerse, y reírse durante varios momentos, en los algo más de 100 minutos que dura el filme.

 

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