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En un barrio de Nueva York

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +12

In the Heights es un aclamado musical de Broadway escrito -libreto y música- por Lin Manuel Miranda, -que actuó también en el papel de protagonista en diversas giras- y que se estrenó en 2007 con gran éxito de crítica y público, con gira nacional y llevado finalmente al cine, en esta extraordinaria producción, titulada en España En un barrio de Nueva York.

La que respira, lucha y vive en un barrio de Nueva York es la comunidad latinoamericana emigrante, compuesta en su mayoría por jóvenes de la segunda generación que conservan el recuerdo de sus padres y de cuya generación aun tienen con ellos a la abuela Claudia, que ejerce de apoyo y consejera de todos, que los cuida y que, acreedora del cariño de todos, tiene una significación cuasi religiosa.

Usnavi, el protagonista, un joven dominicano, nos cuenta la historia de esta comunidad, con continuos flashbacks. En este barrio neoyorquino todos tienen un sueño. El suyo es volver a su tierra a regentar el chiringuito de la playa que su padre perdió en un tornado. Es el eterno enamorado de Vanessa, la espectacular empleada de una peluquería que sueña con ser diseñadora de moda. La que ha logrado salir del barrio y triunfar es Nina, que ha ido a estudiar a Stanford, gracias a los enormes sacrificios de su padre, que poner en riesgo toda su economía por dar un futuro a su hija, del que ni ella está segura. Todos lidian con la dureza de la vida, los sueños, los fracasos, y el amor por la tierra dejada y unidos y sostenidos por la comunidad.

Sobre este fondo encontramos mestizaje de música, mucha música latina, merengue, bachata, reguetón y fusión con rap, con un lenguaje vivo que pasa del inglés al spanglish y del spanglish al castellano para volver al inglés.

No me resisto a decir que, en el caso de las coreografías, los productores han apostado claramente por “el tamaño sí importa”. Más de ciento sesenta bailarines nos entregan escenas a asombrosas, inmensas, titánicas, desbordantes, puro derroche de energía, color y vitalidad; el baile de la lotería en la piscina, en medio de la ola de calor, es simplemente magistral, cercana a la mítica escena del atasco inicial de La la land. En ese aspecto, me recuerda a alguna de las entregas de Dando la nota, en las que la música (los arreglos) y las coreografías eran lo que les daba un valor añadido a unos argumentos un tanto gruesos.

Una historia bonita y positiva con diversas subtramas en las que unos se cuidan a otros, en la que todos tienen un papel y un significado, en la que nadie puede quedarse atrás. Un sueño para compartir, que alimenta la vida pero que finalmente es más limitado que la vida misma. Una historia de superación y de fe, aunque con los tiempos que corren la fe en Dios de una comunidad que sigue siendo creyente, va desdibujando más sus contornos y aceptando este desplazamiento posmoderno de una trascendencia que cada vez se hace más inmanente y horizontalista. Quedan restos de la huella de Dios y de la maravilla de la vida, de toda vida humana, una vida más grande y abundante que la de sus protagonistas. Con todo ello, merece la pena disfrutar del color y del ritmo de este buen barrio de Nueva York.

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