Crítica
Público recomendado: +12
Si seguimos la estela de películas con alma, historias amables y sencillas que hacen descansar al espectador mientras las ve, directamente pensaremos en el cine francés, puesto que parece que es el único que se ha decidido por mantener este tipo de comedias. La última que ha llegado a las salas es Entre rosas (La fine fleur, 2020), el segundo largometraje de Pierre Pinaud.
Pinaud nos presenta la original historia de Eve (Catherine Frot), una creadora de rosas que ha recibido numerosos galardones por sus rosas de gran belleza y aroma espectacular. Un trabajo original y desconocido para muchos. Eve nos enseña el mundo de las rosas y la creación de los híbridos en invernaderos, la experimentación con padres y madres de las rosas más bellas del mundo y que dan lugar a nuevas y hermosas rosas, más allá de la hibridación natural. De esta forma el espectador queda atrapado, al igual que Eve bajo el legado de su padre, en ese mundo desconocido pero de gran belleza. El problema de Eve es que ha perdido su prestigio frente a Lamarzelle, un joven creador que solo busca lucrarse y deja de lado todo lo artesano y tradicional del oficio, cosa que Eve no puede soportar. Para salir de este gran bache económico y creativo en el que se encuentra, Eve busca ganar un concurso con el que recuperar su fama y entrar de nuevo en el mercado de la venta de rosas y para ello contará con la ayuda de su fiel asistente Vera y tres trabajadores que vienen de un programa de reinserción social.
La narrativa es ágil y las actuaciones de los personajes son predecibles, aunque no por ello deja de ser una película conmovedora. La fotografía es buena, mostrándonos unos planos preciosos de los rosales y los invernaderos y combina de forma equilibrada las situaciones de humor y las dramáticas. Como ya he dicho, es una película amable y sencilla, de las que deja con buen sabor de boca y que también plantea cuestiones más profundas como la belleza de la creación y el paso del tiempo, el cuidado de la vida y su desarrollo, el mercantilismo agresivo frente al trabajo artesano y la vida sencilla o las nuevas oportunidades que tenemos los humanos para mejorar nuestras vidas. En definitiva, una película entrañable y que no decepciona al espectador que busque sensaciones agradables al ver una película.