Crítica

Público recomendado: +12

Esperando a Míster Bojangles (Régis Roinsard, 2021) es la adaptación de la primera y original novela de Olivier Bourdeaut. Georges (Romain Duris) se cuela en una fiesta y se queda prendado de Camille (Virginie Efira), una excéntrica invitada que no para de bailar. Esta acaba tirándose al agua y Georges le acompaña, y así empieza su vida como pareja.

Fruto de su relación, nace su único hijo, Gary, al que le encanta tener unos padres poco comunes, que intentan vivir la vida como una fiesta, bailando, inventando historias y despreocupados de temas comunes como son el dinero o leer el correo. No obstante, el niño no es consciente de que la ilusión de vida construida por su madre, a la que su padre sigue la corriente, se debe a un trastorno psiquiátrico de esta que termina afectando irremediablemente a la vida de la familia.

La película tiene momentos divertidos y tiernos, pero parece no encontrar el tono. Existe demasiado contraste entre las partes (más cómicas) de fantasía y delirios de Camille, que en ocasiones resultan demasiado surrealistas e incluso forzadas, y la dureza de las que presentan la tremenda tragedia que supone su enfermedad.

Por otro lado, la relación entre los padres no resulta nada sana, ambos, incluso en el caso de Camille en sus momentos de lucidez, son conscientes de que el seguir el juego a la locura no les va a conducir a nada bueno. Si bien el film se esfuerza en mostrar el amor que existía en esta peculiar familia, que lucha por estar unida incluso cuando la mujer tiene que ser ingresada en un centro psiquiátrico, lo cierto es que romantiza demasiado la incompetente actitud de los padres como tales.

Los Fouquet desatienden por completo sus responsabilidades y rompen las normas “por el bien” de Gary, hasta el extremo de no ser capaces de mirar por su verdadero bienestar integral. Final e inevitablemente, un niño inocente es el principal afectado por las consecuencias de la falacia de vida original y alternativa en la que pretendían vivir sus padres.