Eva

No se puede programar lo que sientes.

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Movie Details

Título original
EVA
Director
Kike Maíllo
Géneros
Ciencia ficción, Drama
Sinopsis
Año 2041. En un futuro no muy lejano, los seres humanos viven acompañados de criaturas mecánicas. Álex (Daniel Brühl), un reputado ingeniero cibernético, regresa a Santa Irene con un encargo de la Facultad de Robótica: la creación de un niño robot. Durante su ausencia, su hermano David (Alberto Ammann) y su novia Lana (Marta Etura) se han casado. La rutina de Álex se ve alterada de forma inesperada por Eva (Claudia Vega), la hija de Lana y David, una niña especial, magnética, que desde el primer momento mantiene una relación de complicidad con Álex. Juntos emprenderán un viaje que les precipitará hacia un final revelador.
País
 Francia,   España
Duración
1 h 34 min
Estreno
6 octubre 2011
Certificación oficial
APTA
Reparto
Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann, Claudia Vega, Anne Canovas, Lluís Homar, Ona Casamiquela, Peter Vives, Sara Rosa Losilla, Jordi Díaz, Bernat Saumell, Juan Campavadal, Harris Gordon, Manel Dueso, Oscar Valsecchi

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Tiene el atrevimiento y el honor de ser el primer director español en filmar una historia de autómatas. Kike Maillo, desarrolla en Eva, su primer largometraje (antes había rodado cortos –Los perros de Pavlov (2003), Las cabras de Freud  (1999)- y videoclips para diversos artistas) cómo el ser humano intenta emular a Dios, creando robots con emociones e inteligencia; y, equipándolos de este modo, cree  dar con las claves de su igualdad.

Maillo y sus guionistas se olvidan de algo tan propio para el ser humano –¿para ellos?- como son el anhelo de plenitud, de sentido, de cumplimiento de su vida: aspectos todos ellos desconocidos para una máquina por muy desarrollada que esté.

No obstante, llegará lejos Maillo si cuenta con guiones más ambiciosos, que no pretenciosos, al proporcionado por Sergi Belbel, Cristina Clemente, Martí Roca y Aintza Serra, para Eva, que con tener aspectos relevantes adolece del planteamiento citado más arriba. Otras películas más trabajadas y prudentes, como Blade Runner, se acercan más al realismo al refrendar la desproporción entre hombre y máquina, precisamente por las paradójicas preguntas finales del replicante, que al no tener respuesta se las hace a su “creador”, en la figura del vencido policía Deckard (Harrison Ford.

Eva comparte también cierta atmósfera “inhumana” de la película de Ridley Scott, expresada en el clima helador de una pequeña ciudad de montaña cubierta de nieve, a la que vuelve el joven genio de la robótica Alex Garel (Daniel Brühl) para completar un avanzado proyecto: dotar de emociones complejas a un niño robot. Para ello contará con la ayuda de su sobrina Eva (Claudia Vega), de edad similar a la de la máquina, pero con una creatividad y desparpajo que son las elementos con los que Alex dota a todas sus máquinas (véase su cíbergato que es “libre” porque no cuenta con una programación cerrada). Encontrarse con Eva es para Alex reencontrarse con los padres de la pequeña: su hermano David (Alberto Ammann) y Lana (Marta Etura) y con un pasado del que había huido hace diez años.

Técnicamente el filme está muy bien llevado, con un montaje acertado, una fotografía rica en amplios y sugerentes encuadres,  unos efectos especiales galardonados en el pasado festival de Sitges, una banda sonora con “poperas” melodías (a las que quisiera acercar el oído) y unas actuaciones muy profesionales y ajustadas (a  veces un tanto distantes) del plantel de protagonistas, entre las que se sale el cíbermayordomo más diligente y capaz que ya hubieran querido para sí en todas las mansiones de la época victoriana, como es David (Lluis Homar) que, con su toque cómico de R2-D2 de La guerra de las galaxias, hace también de paño de lágrimas para Alex cuando sube el nivel de su programa emocional.

Por lo dicho en el guión –que lo es todo- están los mayores logros y también deméritos. Es de agradecer que transite por alejadas soluciones comerciales del cine americano de género rico en derroches guerreros, pero reivindica una igualación entre hombres y autómatas con argumentos superficiales, propios de lo políticamente correcto, para los que definen al ser humano sólo como el resultado de sus funciones. Este positivismo es casi obsceno, y no precisamente por imágenes subidas de tono, que no aparecen en el filme. sino por el desparpajo con el que se plantean en atractivo envoltorio.

El final abierto ahonda en la cuestión. Pero si uno mantiene un discurso tan “revolucionario” debe poner bastante más chicha en la parrilla y no despistar al espectador colándole patas de pollo, como son la retomada historia de amor entre Alex y Lena y la jugosa relación entre el joven científico y una niña, Eva, bastante madura para su edad.

Con todo, Eva aporta aspectos sugerentes en el cine español por su temática novedosa y, aunque le falte algo de conflicto dramático, por el interés con el que se sigue en sus algo más de 90 minutos de metraje.

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