Crítica:
Público recomendado: Adultos
Enésima película de exorcismos, que empieza regular y acaba en un delirio que nadie puede tomar mínimamente en serio.
Cuenta la historia de Angela Holmes (Olivia Dudley), una chica de 27 años que se corta un dedo y acaba en el hospital. La herida se le infecta y empieza a mostrar un extraño comportamiento con todos los que la rodean llegando a causarles graves heridas e incluso la muerte. Un sacerdote latino, el padre Lozano (Michael Peña) la examina y llega a la conclusión de que está poseída. Mientras, un par de cardenales del Vaticano llegan a la conclusión de que no se trata de una posesión cualquiera.
Todos los tópicos del cine malo de exorcismos se dan cita en esta película de Mark Neveldine (Ghost Rider: Espíritu de venganza): Un Vaticano entendido como un Pentágono con cardenales tipo James Bond, una poseída capaz de derribar edificios y otras cosas increíbles,… y un puñal de plata como instrumento característico del kit de exorcismos, por si hay que apuñalar a la posesa… Pero aparte de las tonterías que plantea desde el punto de vista de la demonología católica, lo más insostenible es el final, con una teoría del Anticristo que produce más hilaridad que otra cosa.