Crítica

Público recomendado: + 18

Amar en tiempos de censura podría ser un escueto resumen de Explota, explota, ópera prima de Nacho Álvarez, una comedia romántica musical hilvanada con los éxitos de Rafaela Carrá. Al aeropuerto de Barajas de Madrid llega María, tras un desafortunado lance sentimental en Roma. Las carambolas de la vida hacen que pueda ver cumplido su sueño de bailar en Televisión Española. Estamos en 1973. Su necesidad de autoexpresión y libertad va a estar siempre sometida a las fuertes tensiones propias de la censura del momento, estricta y microrreguladora hasta el más mínimo detalle.

Con María estará su fiel amiga Amparo, cuyas aventuras sentimentales darán otras tantas vueltas. En los platós de Televisión desfilan también, con trazos minimalistas, toda la gama de las conductas que acompañan al showbizz, celos profesionales, puñaladas, favoritismo, y las amenazas que rodean a las bellas artistas que salen en la gran pantalla, en forma de abusos. María se enamora pronto de Pablo, pero su amor por él va a estar entretejido con los problemas de la censura, y de personalidad, pues como en las buenas comedias de enredo, Pablo no es quien parece ser.

La cinta ha optado por ese tipo de finales de las comedias de enredo del teatro, bien fueran aquellas del siglo de Oro o las más modernas de Paso. Buen rollo final, y solución sentimental satisfactoria para todos. El sabor de boca que nos deja es indudablemente bueno, pero forzando algunas resoluciones de subtramas que quedan un tanto forzadas por irreales. Al tratarse de un musical, admitimos las exageraciones y las ridiculizaciones, pero ahí están. La producción es excelente, las coreografías y vestuarios nos colocan de nuevo en los 70 y la crítica política es minimalista, solo la necesaria para dar mayor dramatismo a algunas de las peripecias de los personajes.

Pero no está de más que nos detengamos en la censura. Es fácil vencer a un cadáver. La censura previa, la que funcionaba en toda Europa hasta mediados del siglo XX y en España unas décadas más, hasta la muerte de Franco, es un blanco fácil de ridiculizar. Ciertamente había mucho que criticar. Pero toda sociedad defiende, propone o impone el sistema de valores que acaba siendo hegemónico. Nuestras sociedades también tienen su sistema de censura y de inquisición; con la censura, ya se sabe qué temas hay que evitar para no ser linchados mediáticamente y de todos aquellos que cruzan el Rubicón de lo políticamente correcto, algunos son seleccionados para ser asesinados civilmente, bajo el fuego de una inquisición soft con miles de jueces anónimos que vierten sus condenas sin haber oído al condenado y sin saber nada de él.

Pero todo esto no le quita a Explota, explota sus aciertos. Color, música, bailes, entretenimiento, amor y glamour -hortera, sin duda- pero glamour.