Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Extraña forma de vida

Crítica

Público recomendado: +16

Normal

Suele ser habitual que todo cineasta que aspira a ser un gran narrador de historias comience su carrera con algún que otro cortometraje. Sin embargo, es más raro que un realizador consolidado opte por esa modalidad en los últimos años de su carrera si exceptuamos al cineasta King Vidor, recordado por películas como El manantial con Gary Cooper y Patricia Neal o la cinta social: El pan nuestro de cada día (que fue la primera cinta en tratar el tema de las cooperativas agrícolas en Estados Unidos), ya que terminó su carrera cinematográfica con una serie de cortometrajes.

El caso es que Pedro Almodóvar, ganador de 2 Óscar, se ha inclinado por esta modalidad. Es el autor de buenas películas como Mujeres al borde de un ataque de nervios, Volver  Julieta o Todo sobre mi madre y  por cintas de mal gusto basadas en el morbo y situadas en ambientes sórdidos como ¡Átame!, Pepi Luci y Bom y otras chicas del montón o Carne trémula.

La historia gira entorno a dos viejos amigos en la que Silva cruza el desierto para reencontrarse con su mejor amigo, el sheriff Jake, aunque algo ocurrirá que cambiará su destino para siempre.

Extraña forma de vida es el primer wéstern del realizador: Pedro Almodóvar y hace referencia al famoso fado de Amalia Rodríguez, cuya letra sugiere que no hay existencia más extraña que aquella que se vive de espaldas a tus propios deseos en clara referencia su productora: El deseo.

Como dato curioso, esta producción se ha rodado en el desierto de Tabernas, lugar en el que Sergio Leone construyó un poblado al más puro estilo de Hollywood para rodar su trilogía del dólar con Clint Eastwood, amenizado por la célebre banda sonora de Ennio Morricone (que en alguna ocasión ha dado testimonio de su fe) y el famoso silbido del mítico Curro Savoy, nacido en Andújar (Jaén).

La película presenta un buen ritmo y el juego de gestos y miradas están muy logrados, especialmente, Ethan Hawke (autor de una magnífica novela gráfica del Oeste, que se titula Indeh, una historia apache,  y que he tenido la suerte de leer), que destaca por su mayor números de registros y por una vestimenta más acorde con los tiempos que corrían, dado que la chaqueta verde chillona de Pedro Pascal (vinculado a la serie: El mandaloriano, que es un homenaje al wéstern clásico en versión galáctica) nos parece demasiado chirriante para la época, a pesar de que nos gustan los colores vivos. No obstante, esta vestimenta es señal de identidad del realizador manchego. El largometraje hace un claro guiño a la ideología de género, aunque se entiende por la trayectoria vital del propio Almodóvar. La trama parece una respuesta a Brokeback Mountain y los introspectivos planos son demasiado cercanos, pero muy significativos. La cinta se deja ver, pero las críticas de la prensa más “institucional” (La Razón, El Mundo y El País) nos parecen demasiado positivas.

Finalmente, el tema de la fe queda patente en una dramática y oportuna escena pues la Milagrosa Virgen de Guadalupe, muy querida  tanto en México como en Castilla-La Mancha y Extremadura, aparece iluminada mediante una vela. Por otra parte, los dilemas morales están razonablemente bien retratados. El duelo final puede entenderse como un homenaje a Horizontes de grandeza (1958) de William Wyler, pero en un sentido completamente distinto. El final abierto al estilo de la animación japonesa es de agradecer y el resto lo hace el bello caballo montado por Hawke, acompañado de una buena sonora de Alberto Iglesias sobre todo en su recta final.

Víctor Alvarado

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad