Crítica
Público recomendado: +12
Se estrena Fatum, una ópera prima que apuesta por el siempre arriesgado (para el cine patrio) género del thriller, y el resultado nos indica que habrá que seguir la trayectoria del director debutante, Juan Galiñanes. El destino hace que se crucen las vidas de dos padres de familia: uno es policía y su hijo necesita un trasplante de corazón para sobrevivir. El otro ha puesto en riesgo su matrimonio por su adicción a las apuestas. Este último se encontrará en una peligrosa situación cuando el local de juego sea asaltado, y la policía se presente para intentar solucionarlo.
En cualquier manual de guion se dice que utilizar el azar como recurso narrativo pondrá en peligro la verosimilitud de la historia, y por lo tanto el espectador desconectará de la misma. Sin embargo, la cosa cambia cuando la historia gire en torno a esa casualidad, y se convierta en el tema principal. Ese es el caso de Fatum (ya desde el título), cuya situación podría resultar difícil de creer si fuera un simple vericueto de guion, pero no cuando la propia narración enfatiza el tema del destino. Además, el buen hacer de Juan Galiñanes consigue dotar de verdad las situaciones.
En esta historia ejemplarmente narrada, con un ritmo implacable y una ajustada duración que se agradece mucho en estos tiempos de metrajes desmedidos, hay espacio también para la reflexión sobre distintos temas: además del destino, la importancia de la familia para poder sostenernos en otros ámbitos de la vida, los principios morales y hasta qué punto seríamos capaces de conservarlos en una situación límite, incluso una intuición de lo trascendente antes nuestros actos (no es casual que un determinante diálogo entre los dos personajes principales suceda en la capilla de un hospital).
Además de esta riqueza del guion y efectividad narrativa, encontramos un reparto muy bien ajustado a los diferentes papeles, y un planteamiento visual dinámico y vibrante, que consigue sacar provecho a todas las situaciones de la historia y mantener al espectador pegado a la trama.
En definitiva, un gran debut y una película española que demuestra que se puede hacer cine de género, muy buen cine de género además, a la vez que dotar a la historia de un subtexto humanamente interesante sin recurrir a discursos ideológicos baratos ni estereotipos sociales.
Federico Alba