Crítica
Público recomendado: +13
Película estrenada en plataformas
Antes de empezar con la crítica, se lanza un preaviso: la presente película es una precuela de una serie de Netflix Operación Éxtasis, cuya emisión va por su segunda temporada. La serie sigue de cerca el mundo del narcotráfico entre la frontera belga y holandesa, cuna de éxtasis mundial, centrándose en las operaciones policiales infiltrados y los trapicheos de los narcos. Es aquí donde sobre sale el líder de la banda, Ferry Bouman, personaje inspirado en un narcotraficante real: una suerte de mix entre las películas de mafias de Abel Ferrara, Scorsese y Los Soprano. Por tanto, la película muestra los comienzos de este criminal y como llegó a la cima de todo. No sabría decir que relación guarda con la serie en determinados puntos o referencias más allá del personaje principal, puesto que servidor no la ha visto, pero viendo que me he enterado de la trama y lo que cuenta, diría que un espectador que no ha visto la serie puede ver la película. Lo cierto es que no hay muchas sorpresas en esta nueva obra de Netflix: se trata de una película dinámica, bien dirigida, con pulso y momentos realmente conseguidos. Pero nada que no hayamos visto antes y mejor contado.
Como se dijo anteriormente, la trama sigue los comienzos de Ferry, al principio un matón de mediana edad que debe buscar a los responsables de un asalto que ha sufrido su jefe. Esto lo llevará a su pueblo de origen, lo cual creará un conflicto en su interior entre el presente y el pasado. Parece paragógico que, en los albores del mundo de las precuelas, surja una tan cercana en tiempo a otro próximo y esperado estreno: The Many Saints of Newark, la historia del pasado de Tony Soprano. Como ya fue señalado, el protagonista guarda no pocos paralelismos con el brillante personaje interpretado por James Gandolfini: ambos personajes violentos, en ocasiones fríos, pero con toque humanista que nos arroja de lleno a sentir simpatía por estos entes del mal. La diferencia radica en los resultados: a expensas de ver la precuela de Los Soprano, Ferry se ve y se siente con la misma facilidad con que puede olvidarse. Una obra entretenida, realizada con unos medios sobradamente competentes, pero que de nuevo cae en ese extraño saco de magnificar la humanidad del que en el futuro será un peligroso capo de la droga. Algo parecido hizo la serie Narcos que, bajo la excusa de crear a un personaje con matices, ensalzó en torno su figura un halo magnético y atrayente de una persona malvada. Por lo demás, todo huele a déjà vu y refrito.
En el apartado actoral, Frank Lammers realiza una buena labor retomando el papel que luego reencarnaría en la serie, ofreciendo una buena interpretación.
En definitiva: una obra con buenos momentos de tensión, bien realizada pero que vuelve a caer en ese encanto por el mal que tan sobrexplotado tiene el mercado de cine con esos personajes y que empieza a ser una formula genérica en vías de agotarse.