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Fireworks

Caratula de "Fireworks"

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes – Adultos.

Vacaciones de verano en una ciudad costera. Después de que se celebre el festival de fuegos artificiales, Nazuna se trasladará a otro instituto como consecuencia del nuevo matrimonio de su madre.

Ella trata de convencer a Norimichi para que se escape de la ciudad con ella, sin embargo, a causa de su madre, él se convierte en un simple observador y no la ayuda. Agobiado por el pensamiento de que debería haber actuado de forma diferente, Norimichi lanza una misteriosa esfera luminosa que le permite regresar al pasado. ¿Podrá cambiar el destino de ambos?

Es un hecho: el cine de animación japonés está arrasando en el mundo entero. Y es que desde la llegada de Your Name parece que no dejamos de recibir y de redescubrir pequeñas joyas de este género que en un principio parecía estar enormemente dominado por los estudios americanos. Sin embargo, afortunadamente este estigma está desapareciendo poco a poco y se están abriendo las puertas a un cine mucho más incluyente con films de diferentes procedencias. En esta ocasión hablaremos precisamente de la última película del productor de Your Name: FireWorks, la cual está dirigida por Nobuyuki Takeuchi (animador de films como Ponyo o El viaje de Chihiro) y Akiyuki Shinbo.

El estudio apuesta por una representación del amor desde una perspectiva de inocencia y juventud, mientras que a su vez se pone de manifiesto la muy recurrente cuestión de los viajes en el tiempo. Su historia, basada en la telenovela y película homónimas de Shunji Iwai (1993), resulta original y presenta un toque de incertidumbre y cierta magia durante todo el film. Sin embargo, en muchas ocasiones peca de repetitiva y de poca cohesión entre escenas.

En general su animación es buena, pero la calidad en el detalle de los personajes y de sus movimientos no es nada fuera de lo común. Su estilo narrativo es bastante simple, y aunque en ciertos momentos sí que desborda en efectos con aspecto 3D con gran colorido, termina siendo más una exageración a la hora de exhibir las situaciones y los ambientes, de tal forma que en vez de resultar imaginativos, acaban por ser no creíbles, algo extraños, e incluso difíciles de comprender.

Centrándonos de nuevo en el argumento, es muy interesante lo bien que los guionistas han conseguido captar esa sensación que todos hemos tenido alguna vez sobre querer volver atrás en el tiempo y cambiar algo que no ha salido como esperábamos. Normalmente el desenlace de este tipo de películas recae sobre las acciones de los personajes donde por más que vuelven al pasado algo siempre termina saliendo mal. Sin embargo, FireWorks opta por representarnos esto mediante la creación de mundos totalmente paralelos, dando a entender que las cosas son como son, y que si quisiésemos cambiar algo que ya ha ocurrido y que estaba destinado a pasar, tan solo estamos pretendiendo vivir en una realidad que no existe, porque realidad, solo hay una. Por eso la comparación con la pregunta de los fuegos artificiales me resulta tan poética y tan acorde con lo que quiere expresar el film.

Para concluir, podemos afirmar que la película es visualmente agradable, con un trasfondo muy bonito sobre la aceptación de las injusticias de la vida, la amistad y el amor de instituto. Los sueños tienen un peso importante durante todo el largometraje y se mezclan en su expresión tanto narrativa como visual, creando una pieza extraña, pero única en su estilo. Sin duda, su éxito no irá más allá que el de su duración en cartelera, aunque tampoco pasará desapercibida.

 

 

 

 

 

 

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