Crítica
Público recomendado: +16
Esta coproducción británico-australiana se basa en el caso real de dos activistas sudafricanos blancos, Tim Jenkin (Daniel Radcliffe) y Stephen Lee (Daniel Webber) que lucharon contra el Apartheid y que fueron condenados a muchos años de cárcel en la prisión de alta seguridad de Pretoria. Desde el primer momento tuvieron claro que no querían cumplir su condena en la cárcel y dedicaron años a preparar una posible fuga, ayudados de otro preso político, Leonard (Mark L. Winter).
Aunque el trasfondo político es muy evidente, como película es una clásica cinta de fugas carcelarias, que sin aportar nada nuevo, está bien resuelta y tiene el interés de basarse en una historia real. La puesta en escena es oscura, con un diseño de personajes -sobre todo de los policías- de trazo grueso y maniqueo. Las escenas son, en general previsibles, pero rodadas con oficio y eficacia. El único planteamiento de cierto interés dramático es el intenso debate que mantienen los presos, entre los que creen que el intento de fuga es iluso y contraproducente, y los que creen que hay una obligación moral de intentarlo.
El director, el británico de raza negra Francis Annan, era conocido hasta ahora por sus cortos y por sus breves trabajos dirigiendo capítulos de series de televisión.