Crítica
Público recomendado: +6
Entre las grandes tiras del cómic americano suenaN los nombres de Terry y los piratas de Milton Caniff o Dick Tracy de Chester Gold entre las más serias y entre las cómicas o más sentimentales estaría The Spirit de Will Eisner; Snoopy de Schulz y por supuesto no nos podemos olvidar de la estrella de esta semana Garfield, un personaje que durante años ha acompañado a los periódicos locales del grupo Vocento. Resulta paradójico que Jim Davis, el creador del personaje, que tantos artículos publicitarios genera, se le diese bastante mal el dibujo, teniendo en cuenta hasta donde ha llegado. Se trata de un artista, que se propuso perfeccionar su técnica y empezó a hacerse famoso gracias a las aventuras del mosquito Gnorm.
El caso es que el irónico y perezoso felino regresa a la gran pantalla de la mano de Mark Dindal, recordado Chicken Little, que cuenta la versión en la versión estadounidense con la voz de la estrella hollywoodiense Chris Pratt y en la española con Santiago Segura.
El argumento gira en torno a este personaje y al perro Odie, su compañero, en la que conocen a un ser que les lleva a intentar el mayor atraco de la historia.
Esta producción va de menos a más porque el arranque invita a pensar en el rollo que nos vamos a tragar al derribar la cuarta pared y enganchar una serie de interminables gags en clara referencia a sus viñetas de prensa. Sin embargo, un giro argumental lleva a la historia por otros derroteros, combinando la acción y el humor con momentos de especial ternura con una delicada banda sonora de John Debney.
En contraposición con lo positivo, el histrionismo te puede sacar de quicio, ya que creo que los autores se han pasado de rosca en este aspecto, pues el personaje de Garfield no encaja tan bien en las escenas de acción y algunos personajes son demasiado extremos. Esta cinta de animación en 3D parece de buena calidad, aunque se han suavizado los rasgos de los personajes de John y su querido gato. La ironía y el sarcasmo de este señor “don gato” de su casa que vive a cuerpo de rey queda de manifiesto, aunque sin la acidez de las tiras de prensa.
Esta película con cierto aire de redención es un canto a la paternidad; al valor de la acogida y el perdón; a la posibilidad de crear un hogar a pesar de ser para los demás un saco sin fondo y con algunos defectillos casi imposibles de gestionar. Esta primera cinta de animación de la productora Alcon Entertainment nos ofrece varios guiños cinéfilos a películas como El puente de los espías y a las sagas de Spiderman y Misión imposible, pero también nos ofrece algunos guiños al cine negro como al personaje de Philip Marlowe, creado por Raymond Chandler en El sueño eterno o al personaje de Orson Welles en su producción Sed de mal.
Víctor Alvarado