Génesis
Movie Details
Crítica
Público recomendado: Adultos
«La vida es una partida y hay que vivirla de acuerdo con las reglas del juego», afirma una cita de El guardián entre el centeno, leída en una de las primeras secuencias de Génése, en la que se muestra la lectura de la novela en una clase del colegio canadiense en el que vive y estudia el principal protagonista de la película, el carismático y brillante Guillaume (Théodore Pellerin). Esta cita resume la intención temática de la última obra del quebequés Philippe Lesage, ganadora de la Espiga de Oro en la pasada edición de la Seminci de Valladolid. Lesage, como él mismo declara, quiere representar la fuente y la génesis de las emociones adolecentes en su forma más pura, todavía no corrupta y distorsionada por los prejuicios del entorno social. Y lo logra en este largometraje, el séptimo de su carrera, cargado de sensibilidad. En él Lesage no pretende construir un relato de ficción sobre la adolescencia, sino abordar desde nuevas perspectivas las dificultades y las aspiraciones de una de las fases más delicadas de la vida.
“Mis personajes luchan por su integridad y su libertad. Siguen sus pasiones sin miedo a hacerse daño…”. Así toma forma la triple historia de Guillaume, Charlotte (Noée Abita, joven actriz francés ya revelada como nuevo talento en 2017 con la película Ava, de Lea Mysius) y Felix. Si las primeras dos historias están entrelazadas, la tercera –que transcurre en un campamiento de verano y cuyos paisajes naturales y salvajes evocan la pureza primordial de las primeras experiencias sentimentales– es un pequeño dibujo del nacimiento del primer amor, aún “sin pecado”. La historia de Felix concluye retroactivamente la “génesis” de la que nos habla el director, representando de modo emblemático lo que buscan también Guillaume y Charlotte en su mundo ya demasiado “adulto”.
Las primeras dos historias retratan, respectivamente, el drama interior (y exterior) que conlleva el descubrimiento de la inesperada homosexualidad de Guillame, y la búsqueda de experiencias amorosas frescas y diferentes por parte de Charlotte. No exentos de decepciones y humillaciones, e incluso algo de desconcierto, los dos personajes se dejan llevar por un genuino impulso vital o, dicho de otro modo, por el deseo que todavía no ha aprendido a esconderse y controlarse. “Quería hablar de esa primera fuerza originaria que lo impulsa todo. Es una fuerza inquietante que sólo se siente una vez. Y, obviamente, duele. Duele hasta el recuerdo. La verdad, es que nadie medianamente sensato puede sentir nostalgia del horror de la adolescencia”, concluye el director, sin dejar de hacer referencia a experiencias autobiográficas.
Lasage retrata a sus personajes como mundos ricos e independientes, al margen de la unidad familiar, completamente ausente en el transcurso de la película. La puesta en escena clara y meditada deja el tiempo para que nos familiaricemos con el universo interior de los protagonistas. La elección narrativa, según las palabras del director, quiere desafiar la manera convencional de contar historias para poder centrarse más directamente sobre los sentimientos de los protagonistas. El hilo temático une así sabiamente una narración que podría resultar confusa, con un resultado más que meritorio.