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Ghostland

Caratula de "Ghostland" (2018) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: Adultos

Ghostland es una película enrarecida lo que de entrada, para ser un film de terror, es buena señal. De hecho, la película arranca con una explícita cita a uno de los maestros de la literatura del género, Howard Phillips Lovecraft, con cuya obra mantendrá una famélica relación coronada con la presencia física del mismísimo escritor. Sin embargo, que nadie se llame a engaño, los fans de la obra de Lovecraft seguramente se sentirán engañados ante una cinta como Ghostland, que en realidad se parece más a La matanza de Texas que a la obra del autor de En las montañas de la locura.

La sinopsis de Ghostland nos dice que el film de Pascal Laugier trata sobre una madre y sus dos hijas que acaban de heredar una casa. Pero en su primera noche unos asesinos penetran en el interior y la madre tendrá que luchar para proteger la vida de sus hijas. Vaya por delante que una sinopsis como esta es hasta cierto punto engañosa. Es cierto que este es el punto de partida pero lo cierto es que la película no va sobre una madre sanguinaria matando asesinos para salvaguardar las vidas de sus hijas. Ghostland va, más bien, de lo que podría venir después de un suceso tan traumático como este que para postre, aún no hubiera llegado a su fin.

La verdad es que decir más sobre Ghostland sería revelar demasiado sobre sus agradecidos giros de guión. Porque lo cierto es que si a la película de Laugier le quitamos su entramado narrativo el film se quedaría en una mera cinta de sangre y cuchilladas. De hecho, si uno ve la película en conjunto, resulta inevitable preguntarse para qué tanta vuelta de campaña argumental para al final terminar ofreciendo precisamente eso, más de lo mismo, cuchilladas y sangre.

El nivel de violencia de Ghostland no la hace, en absoluto, recomendable para los más pequeños. De hecho, el film de Laugier coquetea con ciertas perversiones casi grotescas que hacen que la película sea de una digestión complicada, en función de lo que uno esté acostumbrado a consumir. En conjunto uno no puede evitar preguntarse la razón de ser de una película como Ghostland que fuerza tanto la maquinaria del género pero que, créanme, no va a pasar a la historia del cine ni del cine de terror.

No es que la película sea mala. Como cinta de terror tiene pase pero no creo que sea una propuesta que valga la pena en sí mismo. No termina de aportar nada y lo poco que sugiere (la relación con Lovecraft), lo deja demasiado deslavazado como para componer un discurso coherente y revelador.

Al final, la película de Laugier (director francés especializado en el género que no tiene ninguna película de terror realmente buena) supone a veces un esfuerzo demasiado indigesto (en lo que a la violencia se refiere) para lo que termina proponiendo. Para entendernos, Baskin, que es un film gore sin cortapisas, proponía más cosas que Ghostland, que no llega a ser gore, pero que se le acerca mucho.

Moraleja, la diferencia no está en la sangre.

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