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Gloria Bell

Caratula de ""

Crítica

Público recomendado: Adultos

El pasado 26 de abril los cines españoles recibían al filme estadounidense Gloria Bell, que distribuye Sony Pictures, dirigido por Sebastian Lelio, joven argentino de 45 años, aunque se considera chileno, ganador del Oscar a la mejor película no inglesa por su trabajo al frente de Una mujer fantástica (2017). En el caso que nos ocupa, el responsable de Disobedience (2017) ha optado por realizar un remake de su propia película Gloria (2013), con el mismo argumento, sólo que trasladando la acción de Chile a Estados Unidos.

Así las cosas, Gloria Bell sigue las andanzas de Gloria (Julianne Moore), una divorciada de espíritu libre que pasa los días en un aburrido trabajo de oficina y las noches en la pista de baile, dejándose llevar alegremente por las discotecas de Los Ángeles. Después de conocer a Arnold (John Turturro) una de esas noches, se ve inmersa en un inesperado nuevo romance, plagado de emociones por el nuevo amor y las complicaciones familiares, de identidad y del mundo de las citas.

Sofisticada comedia romántica muestra que el amor no tiene edad, que las relaciones nunca son fáciles y que nada te puede desanimar mientras sigas bailando. O lo que es lo mismo: las segundas oportunidades están al orden del día.

Lo que en esencia distingue a Gloria de Gloria Bell es su atenticidad y vitalidad gracias a la camaleónica Julianne Moore, que da todo de sí misma, y deja a la actriz de la otra película, Paulina García, a un nivel dramático inferior, que no quiere decir que sea peor. Gloria Bell, por su parte, es una historia mucho más adulta que Gloria, mucho más intensa, pero que arrastra el mismo mal moral de la otra.

Si acaso, la nueva película reconoce que las segundas oportunidades son posibles, al margen de los hijos de los respectivos protagonistas, que ya no son un problema porque son independientes. De esta manera, Gloria y Arnold emprenden una relación como si se tratase de una segunda juventud.

Sin embargo, Gloria Bell se atasca al no ir más allá y quedarse orillada contemplando este paisaje, sin adentrarse en los conflictos, o sólo mostrando las dificultades nuevas de crecer en pareja, pero sin proponer alternativas ni soluciones al asunto. En este sentido la historia sí es coherente al mostrar vidas nada ejemplares y poner el acento en los desequilibrios amorosos, máxime cuando existe tanto contraste en la forma de ser de Gloria y Arnold.

Queda pues una película vibrante gracias al intenso trabajo de Julianne Moore, motivo y esencia del filme, que merece verse sólo por reconocer el tamaño interpretativo de la actriz. Y si me apuran, hasta por su banda sonora.

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