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Golpe de Estado

Caratula de "Golpe de Estado" (2015) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

Incierto y ambiguo trabajo del realizador estadounidense de 42 años, John Erick Dowdle (La trampa del mal, 2010), especializado en el cine de terror, aporta pocas novedades en Golpe de Estado, al combinar, como en tantos filmes de tono policial o de suspense, a civiles que sin quererlo se encuentran de repente en el meollo del conflicto.           

Golpe de Estado sigue los pasos de Jack y su familia. Se trasladan a un país del sudeste asiático donde su empresa le ha encargado trabajar en la depuración de agua. El país sufre una rebelión a causa de este hecho, lo que lleva a los sublevados a ejecutar a todos los extranjeros que encuentran en su camino. Los recién llegados tendrán que escapar con la ayuda de Hammond, un extraño personaje que es más de lo que aparenta.

John Erick Dowdle desaprovecha la ocasión de mostrar una historia con enjundia, al limitarse a un guión que afronta mejor las escenas de acción -muy trabajadas, eso sí- que los diálogos, que dejan bastante que desear. Todo ello redunda en la puesta en escena y en los recursos estéticos aplicados al filme, que hacen que parezcan ridículas algunas escenas al no saber hacer un uso conveniente de la cámara.

A lo farragoso del guión y a la falta de determinación en la ejecución del drama, atendiendo a las pautas básicas de detonante, actos, clímax y resolución, la cinta se queda a los pies de los caballos cuando tiene que decidir el conflicto, sobre todo cuando es el espectador el que no sabe de qué lado ponerse, de si lo que está viendo es una rara avis o una película entretenida de sobremesa sin fuelle.

Y a esa falta de claridad de ideas y de imprecisiones narrativas se une un reparto nada bien equilibrado, que cuenta con una dirección de actores pobre y con unos intérpretes que, siendo buenos en el oficio, quedan desaprovechados porque el traje se les queda demasiado grande.

Una película, pues, sin rumbo, sin mucha lógica argumental, que hará bien a quien no espere nada de la cinta más allá de un rato en el cine sin esperar ninguna sorpresa.

 

 

 

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