Crítica:
Público recomendado: Mayores de 13 años
Primera de las cinco películas sobre uno de los más grandes y redondos personajes interpretados por Clint Eastwood, Harry Callahan, con el que configuró uno de las sagas más memorables del cine de los 70. El dominio del ritmo y la narración llevados a cabo por el director Don Siegel marcaron toda una época y un antes y un después en el cine policíaco y cedió un relevo más que digno a su sucesor tras la cámara de la saga de Harry Callahan, Ted Post (La ley del revolver, Regreso al planeta de los simios), James Fargo (Duro de pelar, Marcado para morir), Buddy Von Horn (La gran pelea, El Cadillac rosa) y el propio Eastwood. Aunque se trata de una gran saga, no hay duda de que esta primera entrega es la más redonda e inquietante de todas ellas y que Clint Eastwood daría pie a un prototipo de agente de policía que ha sido homenajeado, revisado y trascendido hasta la saciedad, como el de Bruce Willis de La jungla de cristal.