Crítica

Público recomendado: +13

Hasta el cielo es la nueva película de Daniel Calparsoro con guión firmado por Jorge Guerricaechevarría, el mismo tándem detrás de Cien años de perdón. Cuenta la historia de una banda de jóvenes que se introducen en el mundo criminal a base de atracos cada vez más complejos, con el objetivo de escalar socialmente “hasta lo más alto; hasta el cielo”.

La película se estructura en base a beats de Carlos Jean y a un tira y afloja de no te me pongas machito tibios y una reivindación ególatra apoyada en el crimen como fórmula de éxito; todo ello en manos del (muy bien defendido por Miguel Herrán) personaje de Ángel.

El debate principal que plantea Hasta el cielo está en base al logro: alcanzar la mayor suma de dinero, el mayor poder, el mayor consuelo viril, y cualquier otro objetivo fantasma del éxito. Como polo opuesto, abanderando la virtud, solo queda una trama amorosa demasiado endeble como para generar un contrapeso eficiente.

El mundo de la película, que pretende retratar variados polos de la sociedad (ricos, pobres, justicia, crimen, y etcéteras varios), se desinfla en la caricatura (si bien se ve sostenido en interesantes matices interpretativos, pero que son pequeñas pinceladas en un lienzo demasiado grande). El camino es un banquete visual, con fiestas en Ibiza, atracos en barcos, charlas de patio de cárcel, asaltos a joyerías… todos ellos elementos partícipes del emborronamiento.

Hasta el cielo tiene pretensiones loables en su retrato del sin futuro: la idea de ascenso social entremezclada con el asifixio de la desigualdad social capitalista y con las lamentables trampas y carencias de la egolatría; al viaje que propone se le pueden reconocer secuencias mínimamente emocionantes; sin embargo, la cinta resulta fácilmente olvidable debido a sus procesos de personaje injustificados (que afectan con demasiada fuerza al personaje protagonista), y a su también endeble, enredada y reiterativa trama. Mismo esqueleto y motor, distinta carrocería.