Crítica:

Público recomendado: Adultos S

Hiena, el infierno del crimen es un thriller británico ambientado en el mundo de la noche, que cuenta la historia de MIchael, un policía corrupto que juega insensiblemente entre un bando y otro en el mundo del crimen.

En este mundo en el que la noche es protagonista se nos presenta un estilo de vida oscuro, en torno a las drogas y a la violencia. Narrado en el estilo alternativo al que se suma la cartelera independiente de los últimos tiempos, que busca mezclar un registro particular (en este caso con un desarrollo plagado de planos secuencia y de movimiento de cámara) con una trama personal y profunda. Esto lleva a esta película a definirse como una película de esperas, y, por tanto, de retratos. Sin embargo, pocos retratos interesantes puede ofrecer, más allá del sinsentido y la dualidad.

Corrupción y mentira definen a los personajes, que representan la inestabilidad vestida de fortaleza. Son personas que no se sostienen en nada; guiadas por dinero, por placer, por vicio, por inmediatez. Todo por nada. El protagonista es un hombre perdido que no sabe quién es. También para el espectador conocerle será un reto. Todo lo que vemos es un mundo oscuro y sucio y un personaje que se revuelve en la basura que compone el cuadro en el que se encuentra.

Con una trama poco jugosa que avanza dando saltos imprecisos sin aportar demasiado, desfilan escenas que llegan a ser ciertamente desagradables.

Se advierte que estamos ante una película llena de nada, como tantas otras de la gran industria, con la particularidad de que no se afronta todo al estilo Hollywood, con grandes dosis de acción y acrobacias técnicas. Por el contrario, se intenta seguir una narración centrada en la profundización individual. Pero no hay individuos en los que profundizar, por lo que estamos sencillamente ante una trama llena de momentos vacíos. No hay luz en ningún camino. Toda suerte es oscuridad. No hay más destinos.

Como el título indica, esta película sume en un infierno. el infierno de la nada, que avanza a saltos con la película. Como recreación de una atmósfera angustiosa la película cumple; pero como aportación al mundo, a la vida, o al cine, poco tiene que decir.