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Ice Road

Caratula de "Ice Road" (2021) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +13

 El actor y productor Liam Neeson, La Lista de Schindler (1993) y la saga de Venganza (2008), vuelve con una película de acción ambientaba en las conocidas y peligrosas “rutas de hielo” canadienses. El film ofrece hora y media de acción entretenidas, pero sin grandes pretensiones; con una cierta denuncia social y una interesante trama familiar.

Todo comienza en una remota mina de diamantes en una región lejana y helada de Canadá. De repente, una explosión deja atrapados a un grupo de mineros. Como parte del rescate, un grupo de conductores emprenden un viaje arriesgado a través de una imposible carretera de hielo. La amenaza es evidente: las aguas se están descongelando y el peso que transportan empeora la situación. Deben llegar antes de que los mineros atrapados se queden sin oxígeno.

La primera parte de la película, cuarta película del director Jonathan Hensleigh (The Punisher, 2014), logra presentar los personajes con acierto, a la vez que te mete en la historia con inteligencia y eficacia; brutal siempre el talento de Laurence Fishburne (Matrix, 1999). De hecho, la tensión que se logra en los primeros cuarenta minutos alcanza niveles que podrían recordar a El salario del miedo (1953), clásico con el que se la ha relacionado. Sin embargo, algunos problemas con el guion en su última parte, alargan en exceso la conclusión; perdiendo unidad, tensión narrativa e incluso verosimilitud, en ciertas secuencias de peleas o en diálogos algo estereotipados. Aún así, la película logra su objetivo principal: entretener.

Desde un punto de vista antropológico, vale la pena destacar el personaje del hermano de Liam Neeson en la película, un veterano con algún tipo de “minusvalía” mental, que se convierte en un “signo” hermoso de gratuidad tanto para su hermano como para el resto. Quizás lo más interesante de todo el metraje.

Simbólicamente hablando, la fragilidad de las carreteras de hielo recuerda a la fragilidad de las relaciones humanas; en este sentido, las relaciones fraternas, entre hermanos, son clave en el desarrollo de las tramas principales; y, por lo tanto, vitales para el guion. En cuanto a los antagonistas, los jefes de la mina se muestran algo planos, sin intención de construir ni matizar nada. También aparecen alguna referencia a los derechos indígenas que, junto al personaje del hermano con una “discapacidad”, muestran un humanismo interesante al tratarse de un producto de acción tan básico.

En definitiva, una entretenida película de acción que, aunque porta sus defectos, el carisma de Liam Neeson, junto a una gran puesta en escena y una eficaz labor de los especialistas, conforman un producto al menos respetable.

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