Crítica

Público recomendado: +16

La película Inmune, producida por Michael Bay, nos plantea un futuro ligeramente apocalíptico y, por desgracia, no muy difícil de imaginar. Cuatro años después de que la pandemia mundial de Covid asolara el mundo, ha aparecido una nueva y peligrosa mutación del virus, por lo que el Gobierno ordena un nuevo confinamiento mundial.

En concreto, en Estados Unidos, el departamento de saneamiento ha habilitado unos campos de cuarentena a los que son trasladados todos aquellos que se hayan contagiado o que hayan estado en contacto con algún enfermo. Para más inri, el control del Estado llega hasta el punto de que los ciudadanos deben pasar un control térmico todos los días a través de sus teléfonos.

En esta situación, sólo pueden salir a la calle aquellos que han sido declarados inmunes. Uno de ellos es el protagonista, interpretado por KJ Apa, un repartidor llamado Nico que, gracias a su inmunidad, puede salir y trabajar.

Podemos observar que, a pesar de esta situación, el comportamiento humano no cambia. El poder, el dinero,… pero por encima de todo, el amor, es lo que mueve los actos de las personas. Todos estos aspectos están presentes en la película: aquellos que realizan cualquier acción para tener más poder y que se consideran inmortales, aquellos que se mueven por el placer y el dinero, pero también aquellos que luchan honestamente por hacer lo correcto, muchas veces con actos pequeños y desde lo escondido.

Así, la motivación de Nico es el amor que siente por su novia, Sara, a quien, debido a la pandemia, sólo ha visto a través de videollamadas. Todas sus acciones están orientadas hacia ella y es en este arco en el que se desarrolla la trama del personaje.

En este aspecto, debemos destacar el papel que desempeñan las redes sociales en la película, muy parejo al de la sociedad actual, pero no deja de llamar la atención la importancia que tiene para el ser humano el contacto real y el hecho de que es un ser relacional que necesita del trato con los demás.

En lo que respecta a la fotografía, muestra con planos sencillos pero concisos el aspecto desolado de la ciudad, vacía por completo debido a la pandemia. Además, también utiliza el recurso narrativo de usar diversas pantallas dentro de la propia pantalla, mostrando cómo ven el mundo los personajes, jugando también con esa manera de narrar la historia y creando así diversos escenarios. Por otra parte, también introduce conversaciones entre personajes que el espectador deberá leer como si de mensajes de WhatsApp se trataran.

Para concluir, queremos resaltar que la película cuenta con un elenco de personajes escaso pero potente, y a pesar de que puede resultar algo predecible, no por ello deja de enganchar al espectador y mantenerle en tensión. Por otra parte, aunque el hilo conductor de la narración es la historia de amor entre Nico y Sara, todo el entramado de la pandemia le aporta un toque de realidad en el que el espectador se introduce fácilmente debido a las similitudes con la situación que se ha vivido con la pandemia de Covid-19.