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Insidious. Capítulo 3 (Insidious. Chapter 3)

Caratula de "Insidious: Capítulo 3" (2015) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

La saga Insidious nació con la idea de darle la vuelta a las historias de casas encantadas. En aquella primera y resultona propuesta, lo maldito no era la casa, sino un niño que misteriosamente se había convertido en el oscuro objeto del deseo de un siniestro demonio. Aquello bastó para insuflarle a aquella primera película un aíre diferente y un atmósfera hasta cierto punto renovadora entre otras razones, gracias a la encomiable labor de James Wan como director. Ahora, cinco años después de aquella pequeña sorpresa del género que en su momento se convirtió en una de las cintas más rentables de la historia nos llega una tercera entrega. En realidad, una precuela. Tan innecesaria como se pueden imaginar.

En Insidious. Capítulo 3, una joven, tratando de contactar con su madre fallecida se tropieza con una siniestra presencia con problemas respiratorios a juzgar por la máscara que luce. Confundida, acude a una médium, a la que ya hemos podido ver en las dos primeras películas, pero ésta asegura que ha dejado de ponerse en contacto con el “más allá” a causa de otra siniestra presencia que parece acosarla cada vez que “viaja” al “otro lado”.

Como en las dos primeras películas, la negruzca visión que el film ofrece de lo extraterreno resulta bastante confusa y también pesimista. En un momento, un personaje nos habla de que existen dos mundos, uno de luz y otro de tinieblas, sin embargo no se nos explica por qué cada vez que los protagonistas tratan de contactar con ese mundo indefectiblemente topan de bruces con el mal.

No obstante, la verdad sea dicha, Insidious nunca pretendió convertirse en un modelo teológico o trascendental. Más bien se trata de un resultón túnel del terror cargado de mala uva y algún que otra escena memorable. O eso al menos fue la primera entrega de la saga porque si ya Insidious. Capítulo 2 parecía un film hecho sin demasiado interés, esta tercera propuesta parece haber perdido buena parte del fuelle original. Todo lo que hizo de Insidious una propuesta refrescante del género aquí se ha evaporado.

Sin ninguna duda, buena culpa de todo esto la tiene el hecho de que el director de las dos primeras entregas,  James Wan, un día decidiera que ya no quería hacer más películas de terror. Esta es la razón por la que este Insidious 3 viene firmado por Leigh Whannell, no obstante, un consumado colaborador de Wan como guionista y actor ocasional en casi todas sus películas. Pero lo cierto es que Whannell se ha revelado como director bastante insípido con esta, su ópera prima. No es que sea malo, es que no terminar de aportar nada nuevo. Y esto resulta particularmente peligroso si partimos de una premisa tan frágil como la de Insidious. Capítulo 3.

De este modo, Insidious 3, no es que dé un especial miedo, tampoco propone cosas distintas y no destaca ni por una cosa ni por la otra. Ósea, olvidable.

 

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