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Isla bonita

Caratula de "Isla bonita" (2015) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Si hay un director español, cuyo trabajo, en este caso, recuerda  a Woody Allen, ese es Fernando Colomo. Aunque tenga maneras diferentes de afrontar los temas, porque su capacidad para profundizar no es la misma, es verdad que guarda ciertos paralelismos con su obra, pero sin acercarse al nivel del cineasta neoyorquino.

Fernando es un publicista, divorciado en varias ocasiones y venido a menos, que viaja a Menorca para reencontrarse con un amigo. Allí tendrá la oportunidad de conocer a una mujer  y su hija que pondrán algo de luz y calorcito a su desordenada vida.

A este cineasta lo recordamos por entretenidas cintas como Alegre ma non troppo, Años bárbaros o Bajarse al moro. Isla bonita es una película muy personal sin prestar mucha atención al qué dirán, quejándose de que cada vez hay más burocracia a la hora de buscar financiación. El caso es que le ha salido una comedia fresca no demasiado profunda, tampoco demasiado ligera, que nos ofrece una serie de destapes innecesarios que no aportan nada a la historia y que parece  que buscan el lucimiento de la actriz Olivia Delcán, descubrimiento personal del cineasta, cuya interpretación para ser sinceros roza el sobresaliente. Esta comedia de sonrisas más que de carcajadas tiene algunos aciertos de guión, ya que los personajes transmiten que ese estilo de vida es el más natural y más extendido en la sociedad, lo que no quiere decir que sea el más adecuado para formar una familia feliz. Sin embargo, ofrece una serie de largas conversaciones intrascendentes con las que el espectador medio puede llegar a desconectar.

Por otra parte, este largometraje, a pesar de que parece que no era su  intención, refleja las consecuencias de haber llevado una vida centrada en el trabajo y olvidándose de la importancia de cuidar a la pareja y del valor del compromiso. Además, esta producción frivoliza sobre las relaciones hombre-mujer, confundiendo un triángulo amoroso con un trío o casi “cuarteto” proponiendo, de algún modo, la poligamia o un no sé qué… También es una crítica a las amistades de conveniencia, siendo, por otro lado, un elogio de la amistad verdadera y algunos comentarios del mejor amigo del protagonista podrían servir para generar un pequeño debate sobre la corrección fraterna, aunque salvando muchísimo las distancias. La única persona con cierto sentido común es un anciano al que el protagonista le hace un documental.

 

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