Crítica:

Público recomendado: a partir de los 13 años

El pregonero de un pequeño pueblo acierta las catorce apuestas de la quiniela y se convierte en millonario de la noche a la mañana. Pero, al mismo tiempo, todos sus convencinos tratarán de sacarle los cuartos. Todos menos una vieja amiga de la infancia ahora prostituta en Madrid.

Clásico de Mariano Ozores con el que empezaba a barruntarse lo que sería el vergonzoso cine del destape en el que, por ejemplo, toda la segunda mitad del filme, que se desarrolla en la casa donde viven las dos prostitutas, se dibuja de manera inocente, difusa, llena de subterfugios para no contar abiertamente que son dos muchachas de pueblo que han decidido prostituirse en Madrid. La película es una consecución episódica de gags de gente que entra y sale de esa casa así como de los aprovechados del pueblo que quieren sacar los cuartos al pobre e inocente Jenaro.

VISIÓN DEL HOMBRE Y TRATAMIENTO DEL HECHO RELIGIOSO

La bondad de Jenaro con su amiga de la infancia, Juliana, hoy prostituta, es lo más encomiable del filme. A él no le importa el tipo de vida que ha llevado pues su amor por ella es tan grande que hará lo imposible hasta lograr que se case con él.