Crítica
Público recomendado: +16
El cine danés no se encuentra entre los más taquilleros del cine europeo, pero de vez en cuando nos sorprende con películas de gran nivel como la inolvidable cinta, El festín de Babette de Gabriel Axel o, en este caso, los trabajos previos del director y guionista de Jinetes de la justicia, que deben ser tenidos en cuenta, ya que escribió el guion de grandes películas danesas como la notable Hermanos; las sobresalientes En un mundo mejor y mi favorita, Después de la boda, de gran riqueza antropológica, así como la amable Amor es todo lo que necesitamos.
Centrándonos en la obra en cuestión, este realizador, que responde al nombre de Anders Thomas Jensen, toma las riendas de Jinetes de la justicia, ofreciéndonos una especie de thriller de acción, cargadísimo de humor negro y políticamente incorrecto en todos los sentidos, que recuerda a la cinta de acción Red, protagonizada en ese caso por Bruce Willis y Helen Mirren entre otros. Sin embargo, Jinetes de la justicia le da otra vuelta de tuerca y, a mí juicio, es bastante mejor por su agudeza y, si dejamos a un lado la violencia, la profundidad de algunas escenas nos parece bastante bien lograda, si sabemos separar una parte de la otra.
Cuenta la historia de un exmilitar que, de regreso de una misión en el extranjero, se entera de que su mujer ha perdido la vida en un accidente de tren y se hace cargo de su hija adolescente de la noche a la mañana. Este militar con la ayuda de tres personajes realmente peculiares tratará de descubrir si dicho accidente tiene vínculos con un ajuste de cuentas de una banda criminal.
El desarrollo de los personajes está muy trabajado, lo que permite que después los diálogos y la trama fluyan con dinamismo, pues uno de los personajes es un genio de la estadística haciendo su investigación a través del cálculo de probabilidades y el porcentaje de posibilidades para poder tomar una decisión dentro de la investigación. El segundo es un friki de la informática, mientras que el más entrañable es un Asperger con enorme sensibilidad espiritual y emocional, pues aconseja al militar, interpretado por Mads Mikkelsen (reclamo por su trayectoria internacional), que perdió la fe en su paso a la adolescencia, comparándola con la creencia en los Reyes Magos, y le dice que no puede obligar a su hija a que no tenga fe o se la plantee en los momentos más duros de su vida y hace las veces de psicólogo, ya que entiende que el militar sufre estrés postraumático y reacciona de manera violenta cuando se le lleva la contraria, favoreciendo la reconciliación entre padre e hija en lo referente al sentido de la vida. Por último, en esta historia aparece un inmigrante con gran espíritu de servicio, que es una especie de ángel de la guarda capaz de ganarse por su amabilidad al resto del equipo y que regala un crucifijo a la chica, dejando claro que su fe en Jesucristo es la que le inspira en su relación con el prójimo.
El mencionado director, de alguna manera, más bien consciente de que, después de una crisis en un momento tan significativo como la muerte de un ser queridos, podemos salir reforzados a pesar de las heridas personales, resaltando la cultura del encuentro en una celebración navideña que tiene mucho que ver con la historia donde se produce un encuentro comunitario en una familia atípica y disfuncional con ecos a la película indie: Pequeña Miss Sunshine porque el nivel de surrealismo es altísimo con los que tendremos que ver esta producción con atención y con la mente abierta para entenderla en su conjunto, puesto que es una eucastástrofe (como diría Tolkein) que transmite esperanza. Les aseguro que esta “familia” les caerá realmente simpática.