Jojo Rabbit

Crítica

Público recomendado: +16

“El amor es lo más poderoso del mundo”, dice Rosie (Scarlett Johansson) a su hijo Jojo (Roman Griffin Davis). No es descabellado afirmar que allí está la sentencia de Jojo rabbit (Taika Waititi, 2019), una película “en contra del odio”. Entre tierna y divertida, el lugar de esta cinta está un poco en cuestión, y no porque se cuente desde la perspectiva de un niño de las juventudes hitlerianas, ni porque su amigo imaginario sea el Führer. Es que no sabe dónde estar: comedia dramática bélica con algo de sátira, acaba siendo una cinta que se siente extendida, delgadísima, que incorpora estos géneros para usar de ellos solo la superficie, y por ende resulta epidérmica.

Llama la atención de inmediato el porqué se nos cuenta una historia con un niño nazi de protagonista. Aunque sea adorable, que lo es, además de lo obvio (es un niño) sigue siendo un nazi. Y hay que ser claros, Waititi tiene buen humor, pero no tanto: el consenso es siempre hacer al nazi unidimensional, incluso en las sátiras. Aquí hay nazis que llevan a cabo buenas acciones, unos más satirizados que otros.

Jojo se gana el mote de Conejo (rabbit) al negarse a matar uno como parte de su entrenamiento en las Juventudes. A partir de allí hace su vida como parte del régimen junto a su madre, quien tiene uno que otro secreto guardado y la vitalidad y alegría de quien está a gusto con su conciencia. Su amigo Yorki (Archie Yates) es tan encantador y torpe como él, aunque no cuente con la compañía de un amigo imaginario tan especial. El instructor de las Juventudes, el capitán Klenzendorf (Sam Rockwell) es un borracho divertido que parece trabajar solo por tener algo qué hacer, y el inspector de las SS (Stephen Merchant) se comporta como un personaje de Monty Python. Es probable que el elenco sea el gran acierto de la cinta.

Muy a pesar de que tenga el problema de que ataca lo más fácil de atacar, Jojo rabbit se disfruta. Es esa mezcla entre sensiblería y burla lo que la hace confusa en su tono, en tanto en cuanto para hacer sátira se requiere ser mordaz, corrosivo. Jojo rabbit no lo es ni un poco: en lugar de áspera, es suave como el conejo que el protagonista se niega a matar.

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad