Crítica:
Público recomendado: Mayores de 18 años
Juegos de armas es una historia de amistad entre Packouz y Diveroli, dos jóvenes que por momentos, parecen ser dos auténticos descerebrados (de ahí que no sea casual la elección de un actor tan reconocible dentro del ámbito de la comedia gamberra como Jonah Hill) que sin embargo, terminarán por percatarse de cómo el dinero los irá transformando y alejando poco a poco el uno del otro. Y todo a un ritmo sincopado heredado del mejor Socorsese que aquí resulta un poco maniqueo tal vez porque, y no es casualidad, detrás de la cámara no está Martin Scorsese.