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Juego de armas

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

La pasada temporada se produjo un hecho significativo en el seno de la llamada Nueva Comedia Americana. Algunos de sus más ilustres representantes daban un firme y decisivo paso hacia el drama dejando a más de uno con la boca abierta. Pasó con Jay Roach, responsable de sagas como Austin Powers o Los padres de ella que se atrevió con uno de los casos más turbulentos del Hollywood de la Caza de brujas con la estupenda Trumbo. Otro tanto de lo mismo se puede decir de Adam McKay, un director y guionista formado en el show Saturday Night Live y firmante de títulos como Hermanos por pelotas que se adentró en las entrañas de la pasada crisis inmobiliaria con la excelente La gran apuesta.

Ahora es Todd Phillips, director de películas como Starsky & Hutch, Escuela de pringaos o la trilogía de Resacón en Las Vegas quien parece atreverse con algo más serio. No es que estemos ante un drama existencial pero sí que se advierte una mirada crítica y una lectura vital sobre lo que estamos viendo que convierte Juegos de guerra en algo más que la simple y mera comedia descerebrada que parece ser.

Juegos de guerra está inspirada en un artículo de la revista Rolling Stone que terminó convirtiéndose en un libro escrito por Guy Lawson, Arms and the Dudes. El asunto es que dos jóvenes americanos consiguieron un contrato millonario con el Pentágono para abastecer al ejército americano de armas mientras los traficantes daban gato por liebre y vendían armamento chino en sospechoso estado de conservación.

Con este punto de partida no es de extrañar que en Juegos de guerra haya una evidente crítica hacia el comercio de armas y hacía el mismo gobierno americano aunque eso sí, marcando las distancias con otro hito de la venta de armas en el cine, El señor de la guerra. Esto es así, entre otras razones, porque mientras la película de Andrew Niccol era un drama moral Juegos de guerra, en el fondo, no deja de ser una comedia con moraleja.

No obstante, y esto que quede bien claro, para ser solo una comedia con moraleja, es de las mejores comedias con moraleja que se han visto últimamente. Aunque al film lo lastren algunos excesos propios de la Nueva Comedia Americana (humor de trazo grueso) no es menos cierto que se aprecia un interés por lanzar un mensaje crítico contra la guerra y su propio país.

Sin embargo, y pese a todo, Juegos de guerra es una historia de amistad entre Packouz y Diveroli, dos jóvenes que por momentos, parecen ser dos auténticos descerebrados (de ahí que no sea casual la elección de un actor tan reconocible dentro del ámbito de la comedia gamberra como Jonah Hill) que sin embargo, terminarán por percatarse de cómo el dinero los irá transformando y alejando poco a poco el uno del otro. Y todo a un ritmo sincopado heredado del mejor Socorsese que aquí resulta un poco maniqueo tal vez porque, y no es casualidad, detrás de la cámara no está Martin Scorsese.

 

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