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Juntos y revueltos

Juntos y revueltos 

Público recomendado: Jóvenes

Como ya le ocurrió a Frank Coraci el año pasado con su subproducto cómico Peso pesado -director y guionista neoyorkino de 48 años-, ahora vuelva a abundar en el estereotipo, los clichés y los lugares comunes y estrena otra basura fílmica, presentada como comedia familiar, que puede confundir al espectador por su tramposo y falso planteamiento en su puesta en escena.

 

 

Después de una desastrosa cita a ciegas, los padres solteros Lauren (Drew Barrymore) y Jim (Adam Sandler) se muestran de acuerdo en una sola cosa: no desean volver a verse nunca más. Pero cuando contratan, cada uno por su lado, unas fabulosas vacaciones familiares con sus respectivos hijos, ambos se encuentran destinados sin remedio a compartir durante una semana una suite en un lujoso resort de recreo familiar en África dedicado a los safaris.

Juntos y revueltos es el archi producto romántico, que tantas veces se ve en los cines y las teles, con las mismas caras, las mismas poses y la misma mediocridad en la que desde hace años está instalado el género cómico en Estados Unidos. El filme no es sólo un refrito de refritos argumentales de esas características, sino que va más allá al incluir los habituales chistes racistas, abundante ideología de género o apología de las familias disfuncionales -entre otras horteradas- que no hace otra cosa que acentuar las deficiencias y límites creativos de Coraci, que vuelve a estrellarse con esta insultante historia. Dicho de otro modo: se ríe de todo y por todo, e intenta tomarse en serio, por eso el fracaso está asegurado.

Porque más allá del humor gamberro y de un carrillada de escenas gratuitas, sin orden ni criterio, por decirlo suavemente, se añade una sucesión de personajes, como colocados al azar en la escena, que termina por convertir a la comedia en un popurrí de situaciones incoherentes e inconexas que nunca sabe qué rumbo tomar, que acusa una pobre dirección de actores, unas fuertes arritmias en el guión y, lo que es peor, intenta robar al espectador una buena carcajada -sin conseguirla- entre tanta incapacidad para hacer cine. Es decir, de Juntos o revueltos ni si quiera podemos decir que sea cine. Porque hacer cine es otra cosa.

Juntos o revueltos, además, no sólo resulta una ridícula película en la que Coraci ha puesto todos los medios para anular al género e intentar compensar y contentar a todos los públicos, sino que pretende vender un tono familiar y condescendiente artificial cuando lo que se ve en la pantalla no se sabe por dónde coger. O si lo prefieren de otra manera, Juntos o revueltos se mueve entre el mal gusto y el cine de visceralmente vejatorio, pródigo en ambigüedades y grandes miserias.

José Luis Panero 

 

Ficha técnica:

(Blended, Estados Unidos, 2014)

Dirección: Frank Coraci.

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