Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

Krampus es una vieja leyenda de países alpinos según la cual Santa Claus también tiene a su reverso tenebroso.

Si Papa Noel entrega regalos durante Nochebuena, Krampus castigaría a los niños que no ha sido buenos. Según la leyenda, este personaje con cuernos y apariencia demoniaca aparece la noche del 5 de diciembre para recordarles a los más pequeños que deben ser buenos durante el resto del año.

Las adaptaciones que tan singular leyenda ha tenido al cine han sido ciertamente escasas con la excepción de A Christmas Horror Story (Grant Harvey, Steven Hoban y Brett Sullivan, 2015) y Krampus. The Reckoning (Robert Conway, 2015) dos producciones de bajo presupuesto espoleadas por el anuncio de que Hollywood iba a producir una película sobre tan siniestro personaje. Esta película está además dirigida por Michael Dougherty, un cineasta del que se suele decir, fue guionista de X-Men 2 y Superman Returns cuando su mejor trabajo lo hizo en solitario cuando dirigió su ópera prima Truco o trato, otra cinta de terror estival de escasa distribución pero notable éxito. Tanto, que tendrá secuela.

Krampus. Maldita Navidad nos cuenta la historia de una Nochebuena protagonizada por dos familias unidas por un caprichoso lazo familiar pero que no se llevan bien. Max, el hijo de la familia anfitriona desea con todas sus fuerzas que su familia se lleve mejor y que las cosas funcionen cuando se reúnen en Navidad pero entonces es víctima de una broma pesada y una de sus primas le roba la misiva y la lee en público humillándolo. Frustrado por lo que acaba de ocurrir Max rompe su carta y la tira por la ventana. Mal hecho. Max ha perdido la esperanza en el espíritu de la Navidad a la que se refieren en varias ocasiones a lo largo de la película como “el sacrificio de compartir”. Entonces, cuando ya no hay esperanza, aparece Krampus.

Aunque su título pueda llevar a engaño y suponer que se está ante un largometraje blasfemo lo que propone la película es justo lo contrario aunque si somos un poco coherentes lo cierto es que el film de Dogherty está donde está para tomárselo a guasa. Krampus es a 2015 lo que Gremlins fue a 1984, una cinta irreverente, anárquica y un punto desquiciante que en el fondo solo defiende los valores clásicos de la Navidad.

En este sentido, la apuesta de Dogherty por el cine fantástico es total. Como ya ocurrió en Truco o trato, su director no entrar en disquisiciones sobre realismo o verosimilitud y le exige al espectador que pase por el aro si quiere pasar un rato divertido. Así, los adultos que no quieran o no puedan digerir semejante propuesta sencillamente saldrán espantados mientras el resto se lo pasará de miedo. Los más jóvenes por su parte es fácil que alguno tenga pesadillas durante un par de semanas, otros imagino que se lo pasaran pipa mientras también habrá quien no quiera acercarse a cien metros a la redonda.

Sin una gota de sangre aunque con considerable mala uva Krampus nos invita a regresar a nuestros años mozos para contemplar una película fantástica de principio a fin con monstruos, criaturas y figuras inertes animadas que se dedicarán a hacerle la vida imposible a aquellos que dejaron creer en la Navidad. Muy divertida.