Crítica:
Público recomendado: Todos
Basado en una historia real que finaliza en 2006, Helen Mirren, Ryan Reynolds y Daniel Brühl protagonizan esta historia de lucha por la justicia que pone en marcha una mujer por recuperar el emblemático cuadro de Klimt realizado en óleo y técnica mixta con pan de oro, Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1907), que los nazis robaron a su familia.
El director Simon Curtis (Mi semana con Marilyn) se pone detrás de las cámaras para contar una ardua investigación judicial gracias a la cual la legítima heredera del emblemático cuadro de Gustav Klimt, Retrato de Adele Bloch-Bauer I (considerado la “Mona Lisa” austriaca por el coleccionista Ronald Lauder), pudo recuperar esta obra de arte junto a otras obras de Klimt y honrar así la memoria de su familia, que fue despojada de todas sus pertenencias durante la invasión nazi de Austria.
Helen Mirren, ganadora del Oscar por La Reina, se mete en la piel de Maria Altmann, una mujer judía que tras huir de Viena sesenta años atrás durante la Segunda Guerra Mundial deja atrás familia, patria y posesiones. Ella es la heredera del cuadro, a la que acompaña Ryan Reynolds (Buried), que interpreta al joven abogado Randy Schoenberg (nieto del célebre compositor Arnold Schoenberg), ayudando a Altmann en el duro proceso judicial contra el gobierno austriaco, identificado con su causa hasta el final. Schoenberg echará mano de su valor para suplir su falta de experiencia en esta lucha que los llevará hasta el corazón del gobierno austriaco y la Corte Suprema de Estados Unidos. Completan el reparto Daniel Brühl (Rush, Malditos bastardos) Katie Holmes (Batman Begins), Tatiana Maslany (Orphan Black), Charles Dance (The Imitation Game) y Max Irons (The Host: La huésped) entre otros.
La Dama de oro es una historia del empeño en que se haga justicia y recuperación histórica en la que se tratan los agravios históricos del Tercer Reich al pueblo judío más allá del terrible genocidio y del Holocausto también históricos. El proceso judicial es la ocasión para reconstruir una historia de humillación, miedo y muerte. Los esfuerzos de Maria Altmann para reclamar los 5 retratos de Klimt de su tía Adele Bloch-Bauer reavivaron los dolorosos recuerdos del pueblo austriaco que obligaron a la ciudad de Viena a afrontar su propio pasado.
La película se sigue bien y tiene una factura correcta, envuelta en una luz dorada. A pesar de que Helen Mirren es siempre una apuesta segura por su personalidad y veteranía, al guión le falta lucidez; y las interpretaciones secundarias resultan algo pobres. Al tratarse de una historia real, con un pasado crudo e inhumano, resultan más convincentes –salvando a Mirren- los intérpretes de los flash-backs que la interpretación de los que acompañan a la gran dama del cine británico.