Crítica

Público recomendado: + 7

La familia Bloom (Glendyn Ivin, 2020) es un drama australiano basado en una historia real que introduce a Sam Bloom (Naomi Watts), una madre de familia que queda paralizada de cintura para abajo debido a un trágico accidente durante unas vacaciones en Tailandia. Ya en casa, la mujer se está adaptando a estar en una silla de ruedas.

Mientras tanto, sus 3 hijos, Noah (Griffin Murray-Johnston), Rueben (Felix Cameron) y Oli (Abe Clifford-Bar), encuentran un polluelo de urraca lesionado y lo llaman “Penguin” (“Pingüi” en español). Los pequeños están dispuestos a cuidarlo hasta que se recupere, algo que no es posible con su madre, que ha perdido interés por todo, por sí misma y por su familia. Noah, Rueben y Oli son demasiado jóvenes para saber cómo ayudar y su marido, Cameron (Andrew Lincoln), se siente impotente ante la depresión que consume a su esposa. Sam aleja a Cameron, a su madre, a sus amistades y especialmente a su hijo Noah. Está traumatizada, enfadada, herida y no sólo físicamente, pero, a través de su relación con la nueva mascota, Sam encuentra esperanza, un propósito y una nueva perspectiva para su vida.

Sin duda, y la película no trata de disimularlo, esta es una fórmula que hemos visto muchas veces. No obstante, a pesar de ofrecer un argumento predecible, la interpretación de Naomi Watts y las intervenciones de su compañero alado, junto al resto del reparto, consiguen un resultado emocionante e inspirador, sin llegar a resultar empalagoso.

Además de tratar la conexión entre humanos y animales y su poder sanador, la cinta es una estupenda propuesta familiar que puede entretener a padres e hijos. El drama vivido y el efecto que este tiene sobre todos los personajes es emocionalmente intenso, pero todos ellos ofrecen como actitudes positivas el valor y la compasión.

Así, en esta cinta se muestra también el proceso de curación de toda la familia tras el accidente. Temas como la necesidad de comunicación y honestidad entre los distintos miembros, el apoyo incondicional, la impotencia, los enfados, la paciencia y el perdón…están presentes a lo largo del film como lo están habitualmente en el entorno familiar.