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La gran revancha

La gran revancha 

Público recomendado: Jóvenes-Adultos

A sus 52 años, el realizador estadounidense Peter Segal, trufado en el ambiente de la comedia con poca enjundia (Profesor chiflado II: la familia Klump, 2000; Ejecutivo agresivo, 2003 o Superagente 86 de película, 2008), dirige ahora a dos oscarizadas estrellas del cine,  Sylvester Stallone y Robert De Niro en La gran revancha, insípida comedieta sin alma, cuyo único reclamo es su reparto, y que supone una herida grave en las filmografías de los intérpretes protagonistas. 

 

 

La gran revancha cuenta la historia de dos boxeadores rivales. Treinta años después de su última pelea, Billy ‘El niño’ McDonnen y Henry ‘Navaja’ Sharp se dejan persuadir para postergar su jubilación y volver a enfrentarse en un nuevo combate. 

No se entiende muy bien por qué dos figuras del cine, con premios Oscar en sus manos, (Sylvester Stallone se alzó con el de Mejor Película por Rocky en 1976, precisamente sobre la historia de un boxeador a la búsqueda del sueño americano (Rocky Balboa), y Robert DeNiro obtuvo el Oscar a Mejor Actor por Toro salvaje en 1980, que, como Stallone, también encarnaba a un boxeador en horas bajas (Jake La Motta)), se meten en estos berenjanales fútiles que sólo les sirven para menospreciar los trabajos que les han dado fama planetaria. 

Como se sabe, existen películas que al paso de los años han recurrido a episodios fílmicos anteriores, también para el reclamo del respetable, y que han sabido aguantar el paso del tiempo, además de acertar en su propuesta visual y, sobre todo, en su historia personal. Es el caso, por ejemplo, de Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004) -que desgranaba el pasado de dos púgiles amigos y examinaba sus razones para continuar adelante con su gimnasio- o el de Sin perdón (Clint Eastwood, 1992), donde se hace un tratamiento inteligente sobre el western crepuscular de unos vaqueros en el ocaso de su existencia. 

La gran revancha, por su parte, se sostiene mucho mejor gracias a las interpretaciones de su elenco de secundarios, que por el presumible peso de sus protagonistas, que están muy por debajo de sus cualidades artísticas, como es el caso de Stallone, dado que DeNiro, aunque no se esfuerza en este papel, conserva ciertas dosis de ingenio gestual y resulta algo más convincente. 

Otro de los lastres de la aventura es su guión: sin aristas, sin intenciones, ni buenas ni malas, sin ambición, que pone en boca de los actores diálogos pueriles o, para recurrir a la nostalgia de aquellas grandes películas oscarizadas, se lanzan guiños que no aportan nada a la historia, la paralizan y la dejan a su aire, sin control. A este esquematismo argumental, facilón y ramplón, tampoco ayuda la presencia de la única mujer que hace de mujer -habitualmente disputada entre amores-, a la que da vida Kim Basinger, y que presupone un cambio en la historia, que en ningún momento queda fundamentado. 

Fracasa, también La gran revancha en la dirección de actores y en su visión de la vida y el mundo, puesto que la comedia sólo insiste en su localidad, en meter a los actores en un ring para demostrar que, por muchos años que pasen, los intérpretes están en su mejor momento. Y nada más lejos de la realidad. 

Se cuela, pues, en la cartelera española una insustancial comedia, sentimentaloide y ridícula, obvia, nada imaginativa, que abofetea con timidez al espectador porque se quiere tomar en serio a sí misma, y desde luego hubiera funcionado mucho mejor como parodia. Si es que cuando los mimbres están mal tejidos desde el principio…

José Luis Panero

 

Ficha técnica:

(Grudge match, Estados Unidos, 2013)

Dirección: Peter Segal

Interpretación: Sylvester Stallone (Henry “Razor” Sharp), Robert De Niro (Billy “Kid” McDonnen), Alan Arkin (Louis “Relámpago” Conlon), Kevin Hart (Dante Slate Jr.), Jon Bernthal (BJ), Kim Basinger (Sally Rose), Camden Gray.

Duración: 113 min.

Género: Comedia

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