Crítica
Público recomendado: +18
En estos tiempos de escasez de estrenos en cines, logra llegar a las salas esta segunda película del artista gráfico francés Christian Volckman, cuya ópera prima, la desigual Renacimiento, se remonta ya a 2006.
Matt y Kate compran una casa en la que hubo un horrible crimen. Al poco tiempo descubren en ella una habitación que parece concederles todos los deseos materiales que expresan en alto. Las cosas se complican cuando Kate decide usar el misterio de la habitación para tener el hijo que no pudo concebir con Matt.
No cabe duda de que La habitación (título ya repetido varias veces en los últimos años, por cierto) parte de una idea muy atractiva y particular, lo que los americanos llaman high concept. Pero también es verdad que dicho concepto se puede quedar corto si no se desarrolla. Consciente de ello, Christian Volckman ha pretendido crear una historia con sugerencias simbólicas, que podrían conectar con el relato del Génesis o profundizar en la naturaleza insatisfecha del ser humano, y en el misterio de nuestro destino final. Todo ello flota de alguna manera en las imágenes de la película, pero no acaba de cuajar. Es una película en la que las ideas e intenciones están siempre por encima de la ejecución, de la forma concreta que toman esas ideas en acciones, diálogos, situaciones…
No significa esto que la película no merezca la pena, al menos un visionado. Sin duda posee suficientes momentos conseguidos, y en ningún momento llega a aburrir. Pero da la sensación de que Volckman no se decide por soluciones concretas. Por ejemplo, el tono fluctúa entre el terror más convencional, el thriller, el drama simbólico… no mezclando con sabiduría, sino saltando entre uno y otro de forma algo errática.
La pareja protagonista no tiene una química muy creíble. Sin duda la bella Olga Kurylenko ofrece una buena interpretación, pero su partenaire masculino, el belga Kevin Janssens, resulta demasiado inexpresivo y anodino.
En definitiva, estamos ante una película que puede resultar de interés en el contexto de esta raquítica cartelera de pandemia, y que puede provocar alguna reflexión trascendente en el espectador, a pesar de que la propia película no acabe de dar forma convincente a las propias reflexiones de su creador.