La Hija De Ryan

Crítica:

Público recomendado: Mayores de 7 años

Maravillosa película de David Lean –una más, ¿acaso hay director de cine que haya alumbrado más obras maestras (Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, El puente sobre el río Kwai, Breve encuentro)?- que realizó cinco años después de Doctor Zhivago y que estaba a una de retirarse, Pasaje e la India. Se trata, seguramente, de de su película más personal desde Breve encuentro, pues en ella no hace, como en aquélla, más que contar la historia del amor adúltero entre dos desconocidos que se enamoran nada más conocerse sino que se centra en más personajes. Por eso muestra importantes diferencias con aquélla, primero, porque la relación carnal entre los amantes se consuma y, segundo, porque el esposo de Rosy, el profesor Charles Shaughnessy, es uno de los protagonistas de la historia y gran parte de la historia se centra en su bondad. Se trata de una bella y triste historia sobre el amor y el desamor, sobre la lealtad y la mentira, sobre la venganza y la humillación. Además, hay toda una intrahistoria sobre la guerrilla y los héroes del ejército republicano irlandés, posterior IRA, que tienen en el tabernero Thomas Ryan un cómplice y un confidente de lo más interesante. De ahí, el desacertado título de la película pues es Rosy Ryan, ella sola, la única y verdadera protagonista de la historia pues Thomas Ryan es un personaje, en realidad, totalmente secundario. La interpretación de Robert Mitchum es sencillamente de las mejores de toda su carrera, está llena de matices y construye con ellos más que un gran personaje, un gran hombre. Mención aparte merece, además, y la escena de todo el pueblo irlandés ayudando a los revolucionarios en la playa; una de las mejores de toda la filmografía de Lean.

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