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La isla roja

Crítica

Público recomendado: + 18

Entre 1971 y 72, el pequeño Thomas vive bajo el mando colonial francés en Madagascar en una de las bases aéreas de su ejército, donde las familias de los militares viven los últimos coletazos del colonialismo. Es un niño de 8 y 9 años durante ese tiempo, que está muy influenciado por la lectura de los relatos de la intrépida heroína Fantomette, y observa con fascinación todo cuanto le rodea mientras el mundo se abre gradualmente a otra realidad.

El director y guionista Robin Campillo se asoma a la mirada de un niño imaginativo y sensible que, vive fascinado en un lugar como la llamada “Isla Roja” con sus padres Robert y Colette y sus dos hermanos. Madagascar, aunque ya declarado país independiente, intenta desligarse de la presencia y la influencia francesa. El desmantelamiento de la base militar parece inminente.

Resulta interesante el acercamiento a la vida cotidiana de una base militar colonial, conviviendo entre distintas familias, lo que va bien y lo que va mal, sus pareceres acerca del destino, su forma de amarse, su cultura, sus dudas acerca de su regreso a Francia, y el futuro que les espera, etc. Gran parte de la trama proviene de la mirada del pequeño Thomas, que quisiera mirar sin ser visto y ver lo que nadie ve, como su heroína infantil. Su lectura y perplejidad del mundo de los adultos, a quienes observa ocultamente con curiosidad, sus historias románticas, su modo de relacionarse, de perder y de ganar, de conversar, de sufrir. Esa mirada infantil es la protagonista del relato cuando, a la realidad de la isla se unen con su desbordante imaginación los magníficos insertos de las aventuras de Fantômette, la “wonder girl” de los comics juveniles creada por Georges Chaulet y que el pequeño lee -algo así como un trasunto de todas nuestras infancias- con especial devoción.

Esos pocos años transcurridos en la “Isla Roja”, que marcarán de por vida a sus protagonistas, sirven de espejo del final de un lugar diverso y bello, de una época, idílica para unos y dolorosa para otros. Porque lo que sucede más allá del recinto militar, es la lucha por la independencia definitiva de Madagascar de facto, lo que retrata también la huella de una ocupación colonialista, y sus situaciones de injusticia y tensiones sociales propias de un país en busca de su liberación.

Madagascar tuvo su primer asentamiento humano en torno al siglo iv, aunque sin pruebas de presencia humana antes del siglo i de nuestra era. Curiosamente, a pesar de que la distancia entre Madagascar y el punto más cercano de África es de 416 km (cerca de Lumbo, en Mozambique) y que la distancia al punto más cercano de Indonesia (en la isla de Siberut) es de más de 5500 km, Madagascar fue colonizado por los indonesios antes que por los africanos. Predominan los rasgos asiáticos, costumbres típicas del sureste de Asia y una lengua del tronco malayo-polinesio entre la población.

Después de haber sido colonia portuguesa, fue saqueada por piratas, convertida en isla-prisión y sometida al comercio de esclavos, para finalmente ser colonia francesa hasta su independencia en 1960 y su liberación completa de la presencia francesa en 1972.

Muy bien cuidada la estética y la luz de época, destaca entre el reparto la presencia del español Quim Gutierrez en el papel del padre de familia y de la actriz en alza Nadia Tereszkiewicz, como esposa y madre de Thomas.

María Molina

https://www.youtube.com/watch?v=1OX8-uNIWdQ

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