Crítica:

Público recomendado: Adultos

Kristina Grozheva y Petar Valchanov han dirigido este largometraje a caballo entre el thriller y el drama con toques de humor negro. Si le gustan las películas que exploran los límites de la ética y las situaciones límite, vaya a verla. Si lloró con “Todo comienza hoy” (Tavernier, 1999) y, en general, se conmueve con las películas de maestros y de profesores no se la pierda. Es una buena pieza de cine social conmovedora e hiriente.

Tal vez sea porque sus dos directores provienen del periodismo y la narración televisiva, la película tiene ese toque de realismo cotidiano que da a la gravedad de la situación un toque cercano. La joven Nadezhda (Margita Gosheva) es una maestra que trata de descubrir a un alumno que roba en su colegio. Sin embargo, ella misma se ve abocada al límite cuando se endeuda con un prestamista. Ya vez que el argumento podría haber sido de un programa de periodismo social o, incluso, de uno de sucesos. Todos conocemos estos dramas de cada día.

Aquí radica el poder de esta película pero también su debilidad. Es inevitable que un argumento sobre deudas ilegítimas con una niña preciosa que llora y una maestra desvalida ante los abusos del prestamismo nos toque la fibra sensible. De lo contrario, uno sería un desalmado o –permítanme la ironía- un prestamista.

La interpretación de la protagonista es creíble y nos sentimos identificados con ella desde el comienzo. La lección que ella pretende dar a otros se la termina rectificando la vida como tantas veces sucede al espectador. Todo es familiar y cercano.

Sin embargo, el fondo antropológico de la película nos deja algo insatisfechos. Sin duda, hay que relativizar la firmeza de los postulados desde los que juzgamos a los otros. Ahora bien, no todo es relativo, no todo depende de las circunstancias en que nos encontremos. La humanidad en el juicio no implica la falta de validez de las reglas ni los principios. Al contrario, hay que partir de aquélla para que estos cobren su pleno significado.

Tal vez esta película le administre una sobredosis de afectividad. Véala con prudencia.