Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

Hay que admitir que La mujer de negro: El ángel de la muerte se esfuerza por no caer en la vulgaridad y erigirse como un film de terror sobrio y moderadamente alejado de las modas más molestas del género.

Su antecesora, La mujer de negro, dirigida por James Watkins, supuso precisamente esto gracias a su terror contenido y a su dominio de puesta en escena mientras la película que nos ocupa se queda en un quiero pero no sé cómo. Tal vez en esto tenga algo que ver su director. Mientras Watkins se había forjado en el género escribiendo los guiones de La cámara secreta o The Descent 2 y dirigiendo la interesante Eden Lake, Harper no es más que un aplicado realizador de televisión con varios telefilms y cierto prestigio a sus espaldas, aunque en su mayoría completamente ajeno al género. Y en esencia algo de todo esto tiene La mujer de negro 2, una realización aplicada pero a años luz de provocar ningún tipo de reacción en el público y mucho menos miedo.

En plena II Guerra Mundial, mientras Londres es castigada por los bombardeos de la aviación nazi, ocho niños, una profesora y la directora de un centro escolar huyen lejos de la metrópoli a una apartada isla en la que está situado un viejo caserón con fantasma incluido. Obviamente no pasa mucho tiempo hasta que los presentes empiezan a percatarse de que algo raro pasa allí dentro. Como digo, el film se esfuerza por no convertirse en una película de miedo más y trabaja sus personajes y sus situaciones, de hecho, si las contamos, en esencia, escenas de terror propiamente dichas no hay demasiadas. El problema es que sus personajes no son muy interesantes, sus situaciones huelen a lugares demasiado comunes y sus escenas de terror son un tópico tras otro. Con seguridad, La mujer de negro 2 no escandalizará a nadie pero tampoco va entusiasmar y en todo caso solo asustará a algún despistado que no haya visto mucho cine de terror.

La mujer de negro 2 es una nueva propuesta de la legendaria productora británica Hammer Films, la misma que entre los cincuenta y sesenta sobrecogió a medio mundo con películas de bajo presupuesto como El experimento del Dr. Quatermass, Drácula o La maldición de Frankenstein y sus innumerables y –a veces- abusivas secuelas. Cuando la Hammer agotó su formula (basada en una mínima inversión y en una generosa respuesta de taquilla) la productora desapareció del mapa. Pasaron décadas sin que se supiera nada de ella mientras el culto sobre sus películas no dejaba de crecer. No fue hasta 2010 cuando la marca Hammer Films volvió a la gran pantalla con la desafortunada Wake Wood (David Keating, 2010) pero después sus responsables han ido atinando mejor el tiro y han lanzado películas tan interesantes como Déjame entrar –el remake- o la misma La mujer de negro. Esta secuela se enmarca dentro de las producciones menos afortunadas de la nueva Hammer, al estilo de la también poco estimulante La víctima perfecta. No obstante, y pese a todo, podemos estar moderadamente tranquilos. De momento la Hammer ha dado propuestas interesantes y las peores, la verdad es que no pasan de insustanciales, de efímeras, ese tipo de películas en un limbo de la indefinición que nadie buscará jamás y que fácilmente se evaporaran con el paso del tiempo. Pues bien, una de esas es La mujer de negro 2.