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La pirámide

Caratula de "La pirámide" (2014) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

El interés que de entrada, podría despertar una película como La pirámide, no reside tanto en su director como en su productor. El film lo dirige Grégory Levasseur, un joven cineasta que firma con ésta su ópera prima, instruido y cincelado en el cine de Alexandre Aja, productor de la cinta y responsable de títulos tan interesantes como Alta tensión, Las colinas tienen ojos y otros, no tan tanto, como Reflejos y Piraña 3D a la espera de ver qué pasa con la esperadísima Cuernos. No es la primera vez que el realizador francés produce una película, de hecho, su filmografía en esta faceta, aunque escueta, resulta de lo más pintoresca. Alexandre Aja ha prestado su apoyo –y su nombre- a títulos como la convencional, pero efectiva, Parking 2, la arriesgadísima Maniac, la comedia marroquí Rock the Casbah y ahora La pirámide, una película que, digámoslo cuanto antes, se asemeja muy poco a lo que uno podía esperar de Aja.

La pirámide nos cuenta la historia de un grupo de arqueólogos que, como no podía ser de otro modo, encuentran una extraña pirámide en mitad del desierto egipcio. La Primavera Árabe está caldeando el ambiente en la zona y obliga a sus responsables a cancelar la excavación. Sin embargo el grupo de arqueólogos al frente no se resiste a irse sin haber metido antes la cabeza en semejante misterio. Ya se pueden imaginar…

El principal, y el primer problema con el que uno se encuentra cuando ve La pirámide es que es demasiado previsible. Los personajes entran en la pirámide, se pierden, van muriendo uno detrás de otro, hay bichos, sangre, trampas, pasadizos… Uno puede rastrear durante sus agradecidos 89 minutos referencias a Indiana Jones, Aliens y a esa maravilla de Play Station que es la saga Uncharted pero muy pocas propuestas originales o variaciones interesantes sobre lo que ya estamos hartos de ver. Ni si quiera hay grandes sustos, la violencia es la esperada y los efectos especiales cada vez resultan más mediocres conforme se va forzando la maquinaria.

Sin embargo, La pirámide tiene a su favor ese aroma a pastiche de serie B que tanto nos gusta a los amantes del género. Lo que empieza siendo una película de aventuras termina convirtiéndose en una monster movie sin complejos, muy poco heterodoxa y sin pelos en la lengua. Al final La pirámide pierde los papeles, o al menos esa es la sensación que ofrece. Parece que no todo estaba previsto desde el principio y que el proyecto fue desvariando conforme se iba cocinando. De otro modo no se explica la aparente seriedad con la que arranca y el descocado desmadre con el que termina.

Los amantes del género pasarán seguramente un rato muy entretenido fantaseando con una cinta que parece querer emular a los clásicos de la serie B de los treinta y cuarenta. Al resto, quizá no les haga tanta gracia este pastiche sin aspiraciones que en realidad no tiene ni fondo ni forma.

 

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